Santiago. Los funerales de los tres carabineros asesinados el pasado fin de semana en el sur de Chile congregaron este martes a centenares de personas en un multitudinario adiós a los agentes en tres localidades distintas, tras un crimen inédito que conmocionó al país.
Los cuerpos del sargento Carlos Cisterna y de los cabos Sergio Arévalo y Misael Vidal, asesinados la madrugada del sábado en una rutinaria patrulla en la sureña ciudad de Cañete, fueron velados y enterrados en diferentes localidades de la región del Biobío.
El atentado del fin de semana, cuya autoría no ha sido reivindicado por ningún grupo ni las autoridades apuntaron a posibles responsables hasta el momento, ocurrió en la llamada macrozona sur de Chile, una región en estado de excepción desde 2022 y marcada por los conflictos entre el crimen organizado, latifundiarios, los mapuches y la policía.
El presidente chileno, Gabriel Boric, acudió a las ceremonias, así como la ministra de Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, la ministra de Defensa, Maya Fernández, o el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez.
El triple homicidio, de características inéditas hasta entonces, ha enlutado a Chile y su esclarecimiento se ha convertido en la prioridad tanto del Gobierno como del Congreso, que ha paralizado esta semana su agenda rutinaria para debatir exclusivamente sendos proyectos de seguridad pública.
Si bien las autoridades no revelaron detalles de la investigación, la ministra Tohá ha asegurado que “hay pistas y líneas investigativas” del triple homicidio.
Por su parte, Boric reiteró el martes que su gobierno seguirá “trabajando sin descanso hasta encontrar a los culpables” para que "respondan con todo el peso de la ley ante la justicia y la sociedad chilena".
En los últimos años, la población de esa macrozona del sur de Chile se vio golpeada por diversos atentados incendiarios contra iglesias, quema de viviendas y ataques armados en el campo, muchos de los cuales resultaron en la muerte tanto de mapuches como de agricultores y carabineros.