El reconocido escritor y compositor argentino Luis Pescetti demostró una vez más su atemporalidad en el escenario al ofrecer ayer un emotivo concierto en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) para celebrar el Día del Niño.
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Aunque la actividad estaba dedicada a los más pequeños, los adultos también disfrutaron de la presentación, que, además de música, tuvo humor, emoción y nostalgia.
Temas como Los changos, Sos mi sol flaquito y Cuando Santi era pequeño fueron coreados, bailados y aplaudidos por miles de asistentes de diferentes generaciones, que abarrotaron las áreas verdes del Cenart, y participaron en cada dinámica y juego propuestos por el también autor de más de 30 de libros.
Reconocido como uno de los artistas más influyentes en el ámbito de la cultura infantil de América Latina, además de ganador de un Grammy, Pescetti logró evocar una atmósfera mágica que se inició poco después de las 13 horas y se mantuvo así durante todo el espectáculo, adscrito al festival ReVuelo Revoltoso, organizado por el programa Alas y Raíces, de la Secretaría de Cultura federal.
Ha sabido transmitir la creatividad y la imaginación a lo largo de su carrera
, expresó uno de los asistentes tras haber presenciado lo que calificó de experiencia inolvidable y, sobre todo, gratuita
.
Eduardo Martínez, de siete años, se mostró fascinado por el concierto, aunque reconoció que no conocía al músico argentino. Mis papás me dijeron que es un artista muy conocido y especial; la verdad sí lo comprobé. Me declaro fan
, dijo a La Jornada.
En medio de un mar de gente, Elizabeth Silva, de 58 años, derramó lágrimas de alegría durante algunas canciones mientras capturaba aspectos del concierto con su celular.
“Son recuerdos de tantos años. Con Pescetti rememoro mi etapa de mamá, específicamente cuando mi hija era chiquita. Ahora tiene 28. Estas obras aluden a la añoranza, al amor; mi emblema es la canción Mamá, no quiero que hoy vayas al trabajo.
En aquellos ayeres, descubrí al multifacético Luis y fue un momento cumbre en nuestras vidas. Cada canción no sólo despierta las emociones de los adultos, sino también la imaginación de los niños
, concluyó.
El Cenart abrió sus puertas a las 10 horas atrayendo a una multitud de familias que disfrutaron de una jornada cultural y recreativa, con temperaturas que alcanzaron 28 grados centígrados. Las primeras postales del día fueron protagonizadas por pequeños que brincaban, gritaban y reían en los alrededores del centro cultural.
Representantes del programa Alas y Raíces esperaban superar la afluencia del año pasado que fue de 25 mil 500 asistentes
, aunque puntualizaron que en aquella ocasión el encuentro duró dos días. Sin embargo, reportaron que poco antes de las 15 horas, había más de 11 mil visitantes
.
El programa conmemorativo reunió más de 120 actividades gratuitas, entre narraciones orales, talleres, teatro y danza, conciertos, libros, exposiciones e instalaciones lúdicas diseñadas para los pequeños invitados.