Para Mariana Juárez no pasan los años. Se conserva como los mejores vinos. A sus 44 años, en su gira del adiós, noqueó a la sudafricana Matshidiso Mokebisi y se adjudicó el campeonato mundial plata supergallo del CMB ante cerca de 2 mil aficionados que se congregaron en Fórum Hipódromo de las Américas.
El combate de ayer es el principio del fin en la carrera de 25 años de La Barby. Piensa colgar los guantes a finales de este año.
La capitalina se desplazó sobre el cuadrilátero no como aquella novata de 19 años que conoció el profesionalismo, lo hizo como la figura que el tiempo logró convertir.
Después de un año y medio sin combate, recorrió el encordado con los gestos de quién conoce el camino que tuvo que transitar para estar disfrutando ese momento. No tenía nada que demostrar, pero aun así se permitió dar una batalla digna de su abolengo contra Mokebisi (18-3-11).
La mexicana no se desbordó. Midió a su rival. La paciencia fue su mejor virtud.
La perra brava, grupo de animación que apoya al club de futbol Toluca, alentó a la pugilista con su cánticos como lo lleva haciendo desde hace 10 años.
La africana, con un estilo defensivo, esperó a La Barby, que encontró con su mano izquierda sus mejores golpes.
Ambas llegaron al séptimo episodio sin hacerse daño, pero sí con la retadora mermada físicamente. Ahí, la local encontró sus mejores combinaciones y con agilidad perforó el muro de contención que había puesto su oponente. Mokebisi fue a la esquina con cara de no poder más.
Fue un anuncio de lo que estaba por suceder en el noveno, con la mexicana conectando su mejor golpe para terminar con una velada que nos adelanta que Mariana (56-13-4-20 kO’s) aún sigue vigente.
El tiempo transforma maneras de pensar, y es parte de lo que logró La Barby Juárez en su trayectoria. Aquellos insultos machistas que recibió en su primera pelea profesional pasaron a convertirse en simples recuerdos. Lo de este viernes fue un escenario completamente distinto al de su debut en 1999.
Lejos quedaron los improperios que tuvo que aguantar en su pelea con Ana María Torres a finales del siglo pasado. Frases como váyanse a lavar platos a la casa
, transmutaron el viernes en expresiones de respeto y admiración. Fue una noche diferente y con un público entregado en su totalidad en su camino del retiro profesional.