¿En estos tormentosos días a quién le puede importar que se mencione que nuestro mundo policiaco sea insuficiente e ineficiente? Creo que a muy pocos. Entonces ¿para qué escribirlo? Pues sencillamente porque hay que martillearlo mil veces y mil más.
La sociedad comprende que no habrá mejores policías si estos son incorporados al servicio sólo con requisitos elementales, si se les ofrece una educación nula o muy deficiente y si no tienen seguridad legal en sus empleos.
Una de las mayores contradicciones que estamos viviendo es la falta de profesionalismo en las policías de todo nivel. Se repite y se vuelve y sencillamente nada significativo sucede.
Nuestros cuerpos policiales son insuficientes porque no hay plazas, presupuesto ni compromisos ni ganas de elevarlo, salvo quizá la Guardia Nacional, la Ciudad de México y algún estado. Son ineficientes por su escasa o nula profesionalización, carecen de planes y programas de estudio sustantivos.
Tómese como flaco ejemplo a la CDMX que ofrece programas elementales de sólo seis meses que con mucho se consumen en aprender actuaciones y modales paramilitares.
Ejemplo de lo rudimentario es que en la enseñanza de armamento sólo conocen las armas por fuera y como práctica disparan unos pocos cartuchos. Eso es todo y son numerosos los estados que ni a eso llegan. Hablar de programas para formar mandos medios o superiores y para especialidades es un sueño. Los índices de rotación son altísimos, por todo eso nuestras policías son sólo eso, lo que producimos. De lo que debiera haber una mina del saber y del hacer hay nada más que unos trazos.
Aisladamente existen heroicamente algunas academias de formación de policías. Vale calificarlas así porque no preocupan a nadie, pareciera que más que un importante instrumento son un engorro. Esto es un serio impedimento a la superación de nuestro empantanamiento.
Algún día se concibió una forma de avanzar: crear la Academia Nacional de Servicios Policiales. Se avanzó tanto que se llegaron a hacer ciertos nombramientos y a definir los terrenos necesarios para subsedes regionales por los gobernadores de Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios en Las Bajadas; Puebla, Mariano Piña Olaya en Valsequillo; Jalisco, Enrique Álvarez del Castillo en el sur del aeropuerto de Guadalajara. En un segundo momento estaban Campeche, Sonora y Nuevo León. La dirección general sería radicada en Puebla.
Sus objetivos eran: 1. La investigación académica, producción y difusión de programas y material escolar para los estados y municipios mayores.
2.La formación de personal de tropa policial mediante un régimen de subrogación para aquellos estados que por su dimensión les es y será complicado llegar a la autosuficiencia, principalmente en profesorado, infraestructura física, campos de adiestramiento y laboratorios: Morelos, Tlaxcala, Colima, Nayarit, Aguascalientes.
3.Ofrecer cursos para dirección, mandos medios y superiores a estados y municipios mayores.
4.Formación de especialistas como directivos, mandos medios y custodios penitenciaristas, paramédicos, de vialidad y tránsito urbano y protección ciudadana.
5.Apoyo técnico y financiero a academias locales.
6.Sostener vínculos con centros de enseñanza civiles, universidades y tecnológicos que ofrecen carreras semejantes. Un ejemplo negativo es Morelos, su universidad, UAEM, ofrece una licenciatura y su academia no ha buscado con ella ninguna relación.
El servicio policial es una profesión y así debiera considerarse para darle una formación digna, respetable que reportaría eficiencia y orgullo social. No es así, es despreciado. El desinterés, ceguera y hasta animadversión de ciertos gobiernos es una constante.
Numerosos estados han entrado espontáneamente con dedicación y esfuerzo a academias policiales que sólo llegan a formar cuadros elementales de tropa. Y resultado de esta dispersión e insuficiencia una vez mas no existe uniformidad en materias que deben existir homologadas para lograr criterios semejantes en materias tales como legislación, derechos humanos, control de la violencia. Todo ello respetando la necesaria idiosincrasia regional en el diseño de los currículos.
Tomando en cuenta la dimensión y proyecciones en la población a formar o perfeccionar se tendría un universo estudiantil de 5 mil personas anuales, sólo para agentes y mandos medios. Cuenta aparte serían los cursos para jerarquías superiores y especialidades. El número expresado dimensiona el tamaño del déficit actual que, o no se cubre o se cubre con residuos.
Con esta pobreza educativa, por qué sorprendernos de que se sigan vendiendo o rentándose plazas, haya aviadores a medias, alquilándose patrullas y “esquinas” rentables. El policía compra sus uniformes y si es patrullero paga la gasolina y el mantenimiento de su vehículo. Véase el Campeche de hace días, ¿huelga de policías? Ahí algo grave pasa.
Gran parte del país pronto renovará a sus gobernantes, los que arriban, ¿sabrían auditar lo que en forma real van a recibir? y peor, sabrán qué hacer? ¡¡Acudan al apoyo de la inexistente Academia Nacional de Servicios Policiales!!