Claudia Sheinbaum llegará al siguiente debate entre aspirantes presidenciales, este domingo, con una medición de intención de voto que le ha dado de manera constante una enorme ventaja sobre su competidora inmediata, la filopanista Xóchitl Gálvez, quien más bien debe cuidarse ahora de que no la alcance el aspirante de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez.
La abanderada morenista mantuvo aplomo en el pasado debate ante la acometida cargada de provocaciones de Gálvez. A casi un mes de la jornada electoral, la ex jefa del gobierno capitalino puede sortear sin grandes problemas la aduana del próximo domingo si mantiene una actitud ecuánime como en el anterior encuentro, sin enredarse en la desesperación xochitleca que buscará provocar algún traspié.
Xóchitl Gálvez pretende lanzar su resto este domingo en el debate entre aspirantes presidenciales. Vale preguntarse cuánto es tal resto y qué tan depreciado está. Basta ver el zigzagueo y contradicciones constantes en que se mueve la hidalguense, cuyo giro más reciente es una confesión de inestabilidad, de falta de rumbo, pues ha dicho que ahora tratará de ser ella
y tomar por sí misma las decisiones de cómo enfrentar tal debate. No haber sido capaz de manejar su propio posicionamiento ante una confrontación de ideas y propuestas es una confesión clara de incapacidad para manejar un país y de tomar decisiones sin hilos que la muevan.
Es recurrible ante el tribunal correspondiente la decisión del órgano electoral capitalino de acallar temporalmente el tema del cártel inmobiliario y sus vinculaciones con el panismo. Morena ya ha impugnado tal determinación y es de preverse que pronto se reinstale el tema en el debate abierto, sin tan infames restricciones.
La actitud censora de los panistas que han promovido la mordaza en el tema inmobiliario confirma la importancia y gravedad del asunto, que no se ha quedado en la retórica de campaña, pues se funda en hechos concretos que han llevado a la cárcel a varios partícipes de ese entramado blanquiazul de corrupción.
El candidato a gobernar la Ciudad de México a nombre de ese cártel, Santiago Taboada, es jurídicamente inocente (pues en el sistema legal mexicano subsiste la presunción de inocencia hasta que hubiera una sentencia en firme en contra), pero es políticamente responsable (y tal vez también judicialmente, cuando haya resolución de un juez) de una serie de hechos notorios de asociación delictuosa para beneficiarse de actos administrativos corruptos.
Ese involucramiento del candidato Taboada es un asunto del mayor interés público e impedir el analizarlo y contextualizarlo puede significar el escamoteo de datos y evidencias muy necesarias para que los ciudadanos emitan su voto de una manera informada y razonada. Mal hacen las autoridades electorales chilangas en pretender que no se hable de lo que, por otra parte, ya está siendo ampliamente difundido por otros ciudadanos dispuestos a combatir la censura panista.
El presidente López Obrador ha ido avanzando en el difícil terreno de emitir respuestas proporcionales al grado de acusaciones e insultos que le ha ido asestando uno de los miembros de su consejo asesor empresarial, Ricardo Salinas Pliego. Es de entenderse que eluda una confrontación directa en el tramo final del proceso electoral, pues ello multiplicaría los ataques desde canales de televisión concesionada que ya están en abierta militancia contra la llamada Cuarta Transformación.
En la Mañanera de este jueves, AMLO detalló el móvil de los arrebatos críticos del gran deudor, que comenzaron justamente en la fase crítica del prolongado litigio en cuestión de impuestos. Ya se verá, luego que pasen los comicios en puerta, cuál es la postura del Presidente saliente y, en dado caso, de la sucesora perteneciente a la misma corriente morenista. ¡Hasta el próximo lunes!
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