Ciudad de México. Cada día, alrededor de 9 millones de personas utilizan el transporte público de la Ciudad de México. Pensar en la gratuidad de este servicio y ponerlo en la mesa del debate urbano, propone la asociación civil CoRe Ciudades Vivibles y Amables, “pues la CDMX es un gran candidato al servicio de forma gratuita”.

Por medio de su estudio ¿Transporte público gratuito en la CDMX? Elaborado por la internacionalista, Itcel Hernández y el especialista en Movilidad, Victor Alvarado, la asociación establece, que, “la gratuidad en el transporte constituye una iniciativa viable y estratégica para impulsar la equidad social, la sostenibilidad urbana y una movilidad más accesible, toda vez que experiencias internacionales muestran su viabilidad y sostenibilidad”.

Según la investigación para ofrecer transporte público sin costo a la población, “es necesario un amplio análisis de los modelos existentes y adaptar las mejores prácticas a la realidad local, así como fomentar un diálogo que permita un consenso entre diversos actores sobre la forma efectiva de avanzar hacia un sistema de transporte público, asequible, equitativo y sostenible”.

Sobre el financiamiento de un modelo de este tipo, el estudio, ejemplifica, que, durante el primer trimestre de 2023, la estructura financiera del Metro, Sistema de Transporte Eléctrico (STE) y la Red de Transporte Público (RTP) se distribuyó de la siguiente manera: 53 por ciento provino de contribuciones del Gobierno local; 40 por ciento de los ingresos generados provinieron de las tarifas pagadas por los usuarios y el 7 por ciento restante de otras fuentes, incluyendo publicidad y la venta de tarjetas, entre otros.

En cuanto al Metrobús, sus ingresos se destinan exclusivamente a tareas relacionadas con la planificación, administración y supervisión de sus siete líneas. Sin embargo, son las empresas que conforman este sistema las que reciben los recursos obtenidos a través de las tarifas. 

A pesar de los tabúes en entorno a contar con este servicio sobre todo por su financiamiento, los autores de la investigación, consideran, que un esquema de gratuidad puede ser viable mediante, “un equilibrio que permita absorber la pérdida del ingreso tarifario y al mismo tiempo garantizar la cobertura de operación y mantenimiento del sistema”. 

Si bien la propuesta plantea complejidades existen experiencias internacionales y citaron algunos ejemplos que operan en Brasil y la India, “que muestran que no solo es viable su implementación sin incurrir en grandes afectaciones económicas; sino que es posible que los ahorros provenientes de externalidades, pudieran ser invertidos en el modelo”, consideran los autores.

Para aplicar modelos de gratuidad en el transporte público, proponen:  involucrar a todos los sectores en el proceso de planificación; adoptar un proceso gradual y sostenible; integrar la gratuidad en políticas urbanas más amplias para incluir a las periferias y las zonas metropolitanas; asegurar la calidad, cobertura y accesibilidad del servicio; promover activamente la inclusión y la justicia social; y fortalecer alianzas estratégicas locales e intermunicipales.