Ana Campa se talla con delicadeza y cuidado los ojos, usa un pañuelo y limpia con suavidad sus lagrimales. Es una acción que repite de manera constante, con incomodidad, es parte de las secuelas por un rompimiento de retina que sufrió tras un balonazo en un entrenamiento con el club León. El golpe le pro-vocó daños permanentes en la visión, en consecuencia su carrera de futbolista también se ha visto cortada.
Sólo pido la atención adecuada y correspondiente por parte de León, que tomen la responsabilidad, porque me atendieron mal; quiero que la mejor atención sea para todas
, dijo Ana a La Jornada.
Campa, mexicana-estadunidense quien llegó al equipo hace casi un año, recibió en septiembre un balonazo en el rostro durante los entrenamientos, lo cual provocó que se quebraran los lentes de contacto que llevaba puestos. Así sufrió un rompimiento de retina, pero en el momento inicial no recibió la atención médica adecuada.
Me pusieron hielo y me dieron ibuprofeno
Me pusieron hielo en los ojos, me dieron ibuprofeno para desinflamar y me mandaron a casa. Mi hermana estaba muy preocupada, pues era muy grave el impacto; tenía los ojos muy hinchados
, narró.
Casi dos semanas después fue cuando me revisó un doctor que yo busqué; ahí me dijeron que tenía la retina rota y debían hacerme una cirugía con láser de emergencia, pues podría desprenderse la retina y perdería el ojo. Yo pagué todo, el club no me hizo estudios. Después regresé a Estados Unidos, donde me realicé más análisis y recibí terapia
, agregó.
La especialista que le dio seguimiento en Estados Unidos indicó que después de recibir el golpe debieron realizarle estudios pa-ra descartar una lesión cerebral. Pero con el club no me hicieron nada de eso
, subrayó Campa.
El apoyo por parte de los Esmeraldas llegó hasta febrero, cuando Campa se acercó a la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales y tras iniciar una controversia consiguió que el club le rembolsara el gasto de los estudios médicos. No obstante, anteriormente, el plantel intentó pedirle que firmara su finiquito, con lo cual, en términos legales, Campa no habría tenido posibilidad de reclamar una ayuda.
Si bien recuperó la vista del ojo izquierdo, la visión del dere-cho resultó con una afectación mayor. No puedo ver de la mitad hacia abajo, sólo veo como un punto negro. Además, mis receptores están dañados. Estudio una carrera en línea, pero por la lesión, se me dificulta leer. También debo lubricar de manera constante mis ojos
, expli-có con dolor, pues entiende que estas complicaciones rebasan al ámbito futbolístico.
Los médicos le han prohibido jugar; a sus 25 años debe dejar la profesión que tanto le apasiona. Como parte de los lineamientos legales, los Esmeraldas le indicaron que debe gestionar su incapacidad con el IMSS, donde los trámites burocráticos son engorrosos y han provocado un cansancio y desesperación en la jugadora.
Campa hizo pública su situación con un mensaje en redes sociales. La respuesta de León fue dolorosa, no se acercó a la jugadora, sino que publicó un comunicado en el cual señala haberla acompañado a las citas del Seguro Social, además de que está a la espera del resultado del IMSS para confirmar la incapacidad permanente.
Sólo una vez me acompañaron al IMSS. Todas las otras ocasiones he ido sola, pago mi Uber, llego desde antes de las seis de la mañana para ser atendida después de las nueve. Del club, dos personas se me acercaron para preguntar-me ¿qué quería?, pero no fue de buena manera. No puedo quedarme en México esperando, debo ir a casa, también estudio una carrera
, detalló la jugadora.
Por las secuelas de la lesión, que le ha cambiado su proyecto de vi-da como futbolista, Campa sólo busca el respaldo del club y la compensación económica correspondiente.
Por todo esto ni siquiera he podido sentarme a aceptar que no podré jugar, es doloroso. Otras compañeras han pasado situaciones similares, pero no pueden hablar por distintos motivos. Ya no tengo nada que perder, en cambio León y la Liga tienen todo para ganar si hacen bien las cosas.