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México, SA

22 de abril de 2024 07:44

En Acapulco sonaron las palmas y abundaron los piropos, de un lado y otro: los barones del dinero aplaudieron, sí, pero ni lejanamente con la intensidad de marzo de 2006, cuando ovacionaron a su entonces secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz ( México, SA del pasado miércoles), aunque agradecieron al presidente López Obrador por no cambiar las reglas del juego, y éste, sonriente, les reviró: Me trataron muy bien, con respeto; correspondí y cumplí compromisos; les agradezco mucho.

Miel sobre hojuelas, matrimonio por conveniencia: en la Convención Bancaria número 87, los barones y el primer mandatario se dijeron satisfechos con el proceder de unos y el actuar del otro. Y cómo no estar contentos –aunque en realidad no tienen llenadera–, porque los primeros, en una relación de respeto y sin cambio en las reglas del juego, obtuvieron más de un billón de pesos en utilidades netas (hasta 2023, con lo que cerrarán el sexenio en alrededor de 1.3 billones), es decir, cuatro veces más que con Vicente Fox en Los Pinos, 2.4 veces por arriba de lo obtenido con Felipe Calderón y 43 por ciento de incremento con respecto a Enrique Peña Nieto.

En esos cuatro sexenios, los barones del dinero obtuvieron alrededor de 2 billones 400 mil millones de pesos en utilidades netas (con pandemias de influenza en 2009 y de covid-19 entre 2020 y 2023, y sacudidas económicas con Fox y Calderón), más de la mitad de ellos para dos trasnacionales financieras (BBVA, que en México obtiene cerca de 40 por ciento de sus ganancias globales, y Citibank, con Banamex, con una proporción menor a la española, pero también significativa).

Lo anterior da puntual cuenta de cómo Carlos Salinas de Gortari y su espadachín Pedro Aspe (y sus sucesores) lograron democratizar el capital de la banca, según prometieron al anunciar la reprivatización de las entonces sociedades nacionales de crédito (producto de la expropiación de José López Portillo). Y también de cómo Ernesto Zedillo vigorizó el sistema financiero que opera en el país tras rescatarlo ilegalmente, con recursos públicos, y extranjerizarlo. En síntesis, 42 años de historia de la banca en el país, en la que los únicos que han pagado los platos rotos son los mexicanos.

Mientras los barones nadan en una cada día más grande alberca de dinero, los mexicanos acumulan 29 años pagando –quiéranlo o no– por la citada cadena de reprivatización, rescate vía Fobaproa y extranjerización, alrededor de 2 billones de pesos, de acuerdo con el presidente López Obrador, un monto similar al de las utilidades netas obtenidas por los banqueros, y aún les faltan alrededor de cuatro décadas para saldar el festín.

De hecho, y a pesar de todo lo pagado en esos 29 años, al cierre de febrero pasado el saldo de los pasivos del IPAB (el engendro del Fobaproa, creado por los prianistas) se aproximó a un billón 100 mil millones de pesos, y contando. Así es: para unos, los más, se trata de una deuda eterna, mientras para otros, los menos, es el festín interminable.

Banqueros y gobierno se dijeron satisfechos, en una ceremonia llena de azúcar. La cabeza visible de la Asociación de Bancos de (en) México, Julio Carranza: Estamos honrados con la presencia del Presidente. Es la sexta ocasión en que acude y nos honra con su presencia; desde su primera participación, en 2019, transmitió a los banqueros un mensaje de certidumbre y confianza fundamentales para el desarrollo y el crecimiento económico; fue muy claro en señalar que no cambiaría la regulación bancaria que durante años ha convergido con las mejores prácticas internacionales y supervisión. Dijo que no habría cambio de reglas y se ha cumplido cabalmente; muchas gracias, señor Presidente.

Dijo López Obrador: Nada más decirles que les agradezco mucho. Ya no voy a estar en la próxima, me voy a Palenque en cinco meses. Me despido de ustedes por anticipado. Me han tratado muy bien, con respeto, y considero que han sido correspondidos y he cumplido los compromisos que hice desde el inicio de mi gobierno. Les felicito. Y pues muchas gracias de todo corazón.

Las rebanadas del pastel

Con mucha miel en el ambiente, sólo falta convencer a estos muy comprensivos barones de que, por imperativo ético –de lo que no tienen la menor idea ni les importa–, acepten un impuesto especial a las grandes fortunas, porque si bien para ellos la agenda neoliberal ha sido el paraíso, para los mortales, que suman miles de millones de personas, fracasó rotundamente, como lo ha subrayado el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. A ver quién es el primero que dice acepto.

X: @cafevega

 
 

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La mexicana Flor Garduño, en Paris Photo.

México SA

Paisanos, siempre solidarios. Remesas, primer lugar en divisas. Supremacía constitucional ya es ley.
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