Madrid. El País Vasco, la comunidad autónoma situada al norte del Estado español e integrada por tres provincias -Álava, Vizcaya y Guipúzcoa- decidirá este domingo su futuro político inmediato, en unas elecciones autonómicas en las que se prevé un triunfo arrollador de las fuerzas independentistas. Están convocados a las urnas un millón 750 mil ciudadanos vascos que residen en la región, más alrededor de 81 mil que lo hacen fuera, que serán los responsables de distribuir los 75 escaños que integran el Parlamento regional y que tendrá la facultad de elegir al futuro gobierno, que por primera vez podría recaer en la coalición de la izquierda independentista, EH-Bildu.
En las últimas cuatro décadas, en las que se han celebrado hasta 13 comicios autonómicos desde la restauración de la democracia tras el largo periodo de la dictadura franquista, el País Vasco ha estado gobernado por la derecha conservadora del Partido Nacionalista Vasco (PNV), con la única excepción de una legislatura en la que gobernó el Partido Socialista de Euskadi (PSE) con el apoyo del Partido Popular (PP). El resto del tiempo ha habido gobiernos consecutivos de la derecha nacionalista, en ocasiones en solitario y en otros con apoyos puntuales, ya sea de la extinta Esker Batua (la que era la marca electoral de Izquierda Unida en la región) o del PSE, que ha sido el principal apoyo del gobierno vasco en las últimas dos legislaturas.
El panorama político en el País Vasco parece que está tomando una nueva dirección, sobre todo por el auge de la izquierda independentista, gracias a la coalición formada por varios partidos políticos, entre ellos Sortu, que es el heredero político de Batasuna, y que representa el núcleo duro de la coalición. Pero también hay formaciones minoritarias, como Aralar, que en su día se desmarcaron de Batasuna por su rechazo de las acciones violentas de la organización armada ETA.
Según las últimas encuestas, los 75 escaños del Parlamento vasco están muy fragmentados, pero se prevé que EH-Bildu logre entre 29 y 31 diputados, casi los mismos que el PNV, que rondaría los 28-30. Es decir, que ambas formaciones, que defienden la independencia del País Vasco y la creación de un nuevo Estado que integre a las otras provincias con raigambre vasca (Nafarroa e Iparralde), tendrían algo más de 75 por ciento del respaldo popular y sumarían más de 60 de los 75 diputados.
El resto de los partidos que podrían obtener representación parlamentaria son el PSE, que tendría entre seis y ocho; el PP, entre cinco y siete; y Vox, que mantendría el escaño que tiene actualmente. El futuro presidente del gobierno vasco será o el candidato de EH-Bildu, Pello Otxandiano, y el del PNV, Imanol Pradales.