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Invita Rocío Caballero a conocer su distópico reino de Yuppieland

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'¡Esto es todo!' (2022), técnica mixta sobre tela, pieza de Rocío Caballero que forma parte de la exposición La alquimia del poder. Foto Jorge Vértiz Gargollo/cortesía Aldama Fine Art
17 de abril de 2024 08:20

Ciudad de México. Un desfile extraño de personajes masculinos habita, o irrumpe, en los cuadros de la pintora Rocío Caballero (Ciudad de México, 1964). La mayoría lleva sobrepuesta una máscara de cerdo. También puede ser de elefante, conejo, pato, oso o mapache, como se aprecia en la técnica mixta Ojos que no ven… (2023). En ese cuadro todos se tapan los ojos mientras el disfrazado de cerdo habla por celular. Casi todos sus personajes se visten de traje, incluso de etiqueta.

Bajo el título de La alquimia del poder, Caballero exhibe 30 cuadros producidos entre 2022 y 2023 en la galería Aldama Fine Art. En general, son técnicas mixtas, aunque hay cinco grabados realizados al aguafuerte y aguatinta con dos placas de color.

De las máscaras de cerdo, Caballero dice a La Jornada: “Desde siempre he tenido un gusto especial por estos seres. En mi infancia conviví con algunos, mi madre los criaba para los eventos importantes de la familia. Cuando Arturo Rivera me invitó a una exposición colectiva en el Museo de la Máscara (2011) incorporé por primera vez este elemento a mis personajes.

“En ese momento descubrí la verdadera esencia de los habitantes del reino de Yuppieland. Entonces releí la Rebelión de la granja y todo me hizo sentido. A lo largo de 13 años, el cerdo tomó todo el protagonismo en mi obra por ese personaje de George Orwell. En este mundo distópico que he creado las enseñanzas deben ser un tanto como fábulas, y claro, las enseñanzas infantiles siempre las dan los animales, así que en este reino las enseñanzas son distópicas.”

En cuanto al reino de Yuppieland, expresa que “después de 20 años de hablar en imágenes de la masculinidad, entendí que había construido un gran reino en el que ellos habitan. Es como un mundo alterno a éste, un lugar atemporal. Y las colonias que lo integran son las distintas series que he desarrollado para contar su historia. Sí, me asumo como una narradora visual.

“Están, por ejemplo, las series El código grisDe crimen y sin castigoYuppitos desde chiquitosLos especuladores y, la más reciente, Las parábolas del señor Cabeza. En todas ellas se cuenta la historia de mi reino.”

En su texto El libro mudo de Rocío Caballero, escrito a propósito de la muestra, el crítico de arte Erik Castillo señala que en el discurso de la artista “las figuras masculinas son seres que metaforizan –de modo ambiguo y en clave circular– nuestra necesidad de equilibrio personal y de plenitud social frente al colapso existencial y ante el advenimiento de la catástrofe política”.

Asimismo, los prodigiosos aristócratas (un término creado por los simbolistas decadentes de la Belle Époque) que habitan las invenciones jeroglíficas de Caballero operan en esferas fantásticas que funden el paisaje exterior, el interior arquitectónico y los espacios iconográficos citados de otras obras de arte en un foro mental que recuerda el laboratorio de los alquimistas que aparece en las viñetas arcanas.

Durante su carrera, Caballero ha sostenido la apuesta por “un modelo figurativo de representación visual que siempre luce ante la mirada pública a la manera de una figuración vintage. Es decir, la totalidad de su pintura nunca ha perdido su aspecto fundamental: parece producida en el esplendor visionario de otra época cultural anterior a la suya, o sea, en un pasado estético imaginativo donde confluye, no obstante, un sofisticado juego de retrospecciones y referencias, formas y ambientes nostálgicos que proponen relatos simbólicos acerca del presente”, escribe Castillo.

El crítico determina distintos tipos de narrativas cifradas en el interior del discurso figurativo de la artista. La principal tiene la estructura de las alegorías herméticas, antiguas y modernas que transmiten reflexiones místicas o interpretaciones filosóficas de la realidad. La irrupción de la propuesta artística de Caballero coincidió con la visibilidad, en la escena del arte en México, de las ideas del fenómeno cultural conocido como posmodernismo, movimiento filosófico, cultural y artístico que surgió a finales del siglo XX como reacción a las ideas intelectuales y filosóficas de la modernidad.

La exposición La alquimia del poder, de Roció Caballero, se inaugura hoy en la galería Aldama Fine Art (Palacio de Versalles 100 LB, colonia Lomas de Chapultepec).

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