Ciudad de México. América Latina y el Caribe se encuentra por encima de la media mundial en camino a cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) con plazo a 2030 y aún con ello su avance es pobre. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que en la región, con la tendencia actual, se alcanzarán sólo 22 por ciento de las metas, aunque por encima de 15 por ciento estimado a nivel mundial.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, evidenció que incluso se observa un “fuerte desalineamiento en los indicadores de seguimiento entre las trayectorias necesarias para cumplir y las observadas”. En el caso de 46 por ciento de las metas asociadas a los ODS, se avanza de manera “favorable, pero no a la velocidad necesaria para cumplirlas”; y en 32 por ciento más no hay visos de cumplimiento, detalló el organismo.
Hay varias “tendencias desfavorables” que coexisten en el panorama internacional que obstaculizan la agenda de desarrollo y hay varias de ellas que parecen haber llegado para quedarse, dando lugar a una “permacrisis”, expuso Salazar-Xirinachs. Elaboró: “una nueva normalidad, en la que el mundo seguirá experimentando choques y sucesos inesperados procedentes de diferentes fuentes”.
Entre esas “tendencias desfavorables”, unas emergentes y otras ancladas, se cuenta el lento crecimiento de las economías, el comercio y la inversión; el aumento de flujos migratorios; las crecientes desigualdades dentro y entre los países; la inseguridad alimentaria; los impactos crecientes de la tecnología y el cambio climático; mayores costos del financiamiento internacional y un fuerte proceso de redefinición de la globalización.
En esta reconfiguración geoeconomía y geopolítica, la globalización ahora tiende más a una descentralización en una red de polos regionales (poliglobalización), “con bloques no solo en competencia en lo económico y lo militar, sino también con diferentes visiones del mundo”, explicó el secretario ejecutivo de la Cepal.
El cumplimiento de los ODS es un cúmulo de claroscuros, matizó Salazar-Xirinachs. En temas de pobreza se observa un rezago en la reducción por ingresos, pero avances en otras dimensiones de la pobreza multidimensional, como el acceso a servicios; hay incrementos en la cobertura de protección social, pero limitados avances en gasto social, en particular los destinados a los grupos más vulnerables.
En hambre cero hay avances en la reducción de la desnutrición, pero incrementos en la malnutrición. También se observan incrementos en productividad alimentaria que suelen asociarse a “prácticas cuestionables” de elevado uso de fertilizantes y pesticidas, amplió Salazar-Xirinachs.
Y en cuanto a la acción por el clima se observan “avances notorios” en mitigación, pero insuficientes. Se requiere multiplicar por cuatro el recurso hasta ahora canalizado para hacer efectivos los objetivos del acuerdo de París. También se observa una debilidad institucional en los sistemas judiciales, y altos niveles de violencia, que retrasan el cumplimiento de los compromisos en materia de paz, reportó.
Una traba también importante, son las restricciones fiscales y los altos costos del financiamiento externo que, junto con los altos niveles de deuda limitan movilizar recursos que requiere los ODS, consideró. “Ante la crisis del desarrollo y el atraso relativo de la marcha hacia el cumplimiento de los ODS, la región requiere un cambio de rumbo”, urgió.
“América Latina y el Caribe está en camino de alcanzar sólo 22 por ciento de las metas de los ODS, una tendencia que vemos en el mundo, pero los ODS nacieron en esta región”, apuntó al respecto Amina Mohammed, vicesecretaria general de Naciones Unidas, confió en que “con un enfoque claro, compromiso y acción catalizadora”, la región puede ampliar sus metas en materia de desarrollo.