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Ciudad perdida

16 de abril de 2024 07:45

Fueron los señores del dinero, los mismos que pronosticaban al inicio de este sexenio que la economía del país iría a pique, que miraban a un México quebrado, los que ayer se reunieron con Claudia Sheinbaum y le explicaron que el país está en la agenda de los grandes inversionistas mundiales y que México está de moda.

Le indicaron, sin malos modos, que la inseguridad es el tema que ahora les preocupa y lo expusieron como un obstáculo para lograr mayores alcances en el desarrollo del país, que, según explicaron, necesita avanzar en los temas fundamentales para estar a la par de la inversión extranjera que aumentará vertiginosamente, mucho más rápido que ahora.

Es curioso que de la agenda de estos hombres de negocios hubiera desaparecido, por completo, el que aparecía cada sexenio como tema principal: la crisis económica, la amenaza de quiebra, la privatización de Pemex, la exigencia de prebendas a su favor. Nada, ahora están preocupados por la seguridad.

Al cierre del año pasado, las cifras de la inversión extranjera directa advertían que en 2023 se registró un máximo histórico en ese renglón. México logró obtener 36 mil 58 millones de dólares, 27 por ciento más que en el año anterior.

Sin titubeos pronosticaron que para este año y los que siguen México seguirá atrapando los capitales foráneos que llegarán al país porque hay factores, condiciones favorables para que sientan que sus inversiones están seguras.

Tal vez entre estos señores hayan pesado las opiniones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que auguran que nuestro país crecerá por encima de la media de la región latina.

Para Moody’s, por ejemplo, el crecimiento para México, que antes de concluir 2023 no iba más allá de 1.9 por ciento para 2024, ahora lo colocan en hasta 2.3 por ciento y en general los analistas ven con optimismo el futuro económico del país.

Desde luego, para menoscabar los logros del gobierno, se da como argumento principal el fenómeno económico llamado relocalización, y con ello buscan descalificar todos los beneficios que brinda la economía mexicana a la inversión extranjera, pero hay que ser claros en este asunto: si los inversionistas de otras latitudes supusieran que sus dineros pueden correr algún riesgo en México, la historia sería diferente.

Lo curioso de este asunto es que no se habla, por algunas razones desconocidas, de lo que invertirán los capitales nacionales en el país. De eso nada y debería preocuparnos a todos porque no sería nada raro que ellos, los nacionales, y sólo ellos, tengan otra opinión sobre el futuro inmediato de México.

Hace seis años, o casi, el ahora presidente López Obrador, en alguna reunión con los líderes de los mismos organismos, los acusó de financiar campañas en su contra; después hubo otro encuentro para la reconciliación y se prometieron más inversiones.

Los líderes empresariales iban por la foto y nada más. No tenemos datos sobre las inversiones de los patrones locales y tampoco se habla de ello cuando se encuentran frente a los políticos, a los que les exigen como si ellos no fueran parte importante de la economía.

Ya es hora de pedir cuentas a la iniciativa privada, y si el gobierno no lo quiere hacer, debería hacerlo la llamada sociedad civil, que cierra los ojos frente a las posturas de la IP con relación al gobierno de todos. No se vale.

De pasadita

Y otro ¡ya basta! importante deberá darse en la alcaldía Cuauhtémoc, donde Ricardo Monreal quiere imponer a su hija de alcaldesa.

Pero el asunto no será fácil. Alessandra Rojo de la Vega, quien lleva a cuestas la bandera del PAN, del que no estamos seguros que sea su verdadero signo político, va a dar la pelea y va a pelear bien.

La Cuauhtémoc ha estado cuando menos nueve años en manos de los Monreal y los resultados están a la vista: calles destrozadas, descuido manifiesto en las áreas comunes y los escándalos de la alcaldesa que se fue y que quiere seguir medrando del erario a la orden del día.

Si Alessandra no se deja influenciar por los azules, en una de esas les arranca el poder, para bien.

 


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Ken Salazar, metiche y bocón. Colaboración, no subordinación. "Disparidad de declaraciones".

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Dictadura sobre las necesidades. La visión de György Márkus sobre el socialismo realmente existente / V.

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