Los gobiernos del mundo libre
se muestran hoy conmovidos
y preocupados
por la cada día más endeble estabilidad en Medio Oriente, cuando, en los hechos, por más de siete décadas ellos mismos no sólo han alimentado y financiado la filosofía guerrera de Israel, sino que han promovido y permitido su expansionismo, genocidio y terror en la zona, con el pretexto de que aquel es el bueno
, el noble
, el que tiene la razón histórica
, en la que siempre se presenta como víctima
, cuando en realidad ha sido victimario.
Irán respondió militarmente a un ataque israelí a su embajada en Damasco, Siria, pero el genocida Benjamín Netanyahu dice que Israel fue agredido
por las fuerzas del mal
, en su intento por desviar la atención de las barbaridades por él cometidas en la franja de Gaza (alrededor de 34 mil asesinatos y destrucción prácticamente total de la infraestructura gazatí).
Es inadmisible que la paz y estabilidad en Medio Oriente –con su repercusión mundial– dependan de genocidas como el citado primer ministro, quien ha puesto a parir a sus aliados históricos
, como Estados Unidos, al grado de que hasta el propio presidente Biden ha anunciado que su país no participará en un contraataque
, en su intento por disuadir
a Israel de que no responda a la retaliación iraní. Y en medio, como siempre, el florero de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La versión oficial estadunidense asegura: no queremos que esto se intensifique; no buscamos una guerra más amplia con Irán
, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, pero durante décadas el gobierno estadunidense y otros aliados históricos
de Israel no han hecho otra cosa que intensificar
e instigar una guerra amplia
contra la comunidad musulmana de naciones. Han metido las narices –y las armas– en toda ella.
Tras la represalia iraní, ahora Israel exige a la ONU que aplique todas las sanciones posibles
contra Irán, y apura una reunión de urgencia
del Consejo de Seguridad (que se llevó a cabo ayer por la tarde), dejando de lado que sistemáticamente ha bloqueado en esa misma instancia –junto con sus aliados históricos
– cualquier resolución tendiente al cese el fuego en la franja de Gaza y la ayuda humanitaria al pueblo gazatí.
Pero a Israel, disfrazado de víctima
–que no cubre su verdadera cara de genocida–, ahora sí le urge que el Consejo de Seguridad se pronuncie en contra de Irán: el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, calificó la retaliación iraní como ataque de épicas proporciones
y exigió tomar medidas inmediatas para detener a Teherán; el mundo debe dejar de ignorar los crímenes de Irán y actuar; su máscara ha caído y también debe caer la complacencia del mundo; hay que ponerse los guantes
.
Cínico a más no poder, el representante de Benjamín Netanyahu exigió: Basta de alfombras rojas aquí en la ONU, de apaciguamiento. Hoy el Consejo de Seguridad debe actuar, condenar a Irán por su terror, activar el mecanismo de marcha atrás y recuperar las sanciones incapacitantes; no es por Israel ni por la región, sino por el mundo; paren a Irán hoy
. Y lo dice el representante de un Estado que a lo largo de más de siete décadas se ha pasado por el arco del triunfo todas las resoluciones contra Israel y que, a la vez, impide cualquier posibilidad de detener el genocidio en la franja de Gaza.
A su vez, en la reunión del Consejo de Seguridad el representante permanente de Irán ante la ONU, Amir Saeid Iravani, dejó en claro que Irán no busca una escalada o una guerra en Oriente Medio, pero no dudará en defenderse a sí mismo y a sus intereses; si Estados Unidos inicia una acción militar contra Irán, sus ciudadanos o sus intereses, mi país ejercerá su derecho a responder proporcionalmente; ejercimos nuestro derecho a la autodefensa después de la negativa del Consejo de Seguridad a condenar el ataque de Israel; la ONU falló en su deber de mantener la paz y la seguridad internacionales
.
Por su parte, la cara visible del florero, António Guterres, secretario general de la ONU, dijo: Ni la región ni el mundo pueden permitirse más guerras; exijo máxima moderación
, mientras nadie detiene el genocidio en Gaza.
Las rebanadas del pastel
Ahora que parece convocarse al poderío nuclear, recuérdese a Gabriel García Márquez, quien en una de sus narraciones concluyó: tranquilidad, que al fin y al cabo la bomba atómica no duele
(La vida cotidiana en Cuba durante el bloqueo. Del disco: 20 años de Revolución; Palabra de esta América. Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1979, EGREM).
X: @cafevega