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A seis meses del paso de 'Otis'

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En recorrido por Acapulco, los estragos que dejó el huracán aún se observan. En Pie de la Cuesta el sentir es que el apoyo que dio el gobierno federal fue clave para su recuperación. En la zona Diamante (imagen), los majestuosos edificios muestran la devastación. Hoy inauguran el Tianguis Turístico y en una semana la Convención Bancaria. Foto M. Peláez
10 de abril de 2024 08:42

Acapulco, Gro. Hay un antes y un después en Acapulco tras el paso del huracán Otis hace casi seis meses. La Costera Miguel Alemán es testigo del devastador fenómeno natural y también de una recuperación impulsada por los locales; en Pie de la Cuesta, el ánimo aparenta ser el de la inauguración de un destino; en la zona Diamante los majestuosos edificios que prometían una vida de lujo están destruidos.

GALERÍA: A seis meses del paso de 'Otis'

De esta forma luce Acapulco este martes que dio inicio el Tianguis Turístico y a una semana de la 87 Convención Bancaria; el primero, el encuentro más importante del sector en América Latina, y el segundo, de los más relevantes en el sector financiero, mismos que reúnen a cerca de 6 mil personas y que para los locales significa una gran oportunidad de aumentar sus ingresos.

En Pie de la Cuesta y en Caletilla, Nelly Cienfuegos, Iván Román y Cristóbal Rojas piensan que el papel que jugó el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador fue clave para poder salir adelante, pues los recursos no se otorgaron a los empresarios, sino a los habitantes que viven en las colonias del cerro, quienes observan como sube y baja la marea, aunque también se hace evidente que el rezago social de los hogares no es consecuencia de los vientos que azotaron el puerto.

En la zona Diamante, resulta contrastante observar las grandes obras modernas, en su mayoría, destruidas, con plafones y cristales rotos, al mismo tiempo que Jordi se dedica en las calles a comprar fierro. Sin embargo, hay construcciones –las primeras en realizarse en esta zona y que son de concreto– que están de pie y parecen dar la lección que el ahorrar recursos en ocasiones no resulta la mejor opción.

En las calles –al menos cuando la luz del sol está presente en todo el puerto–, camionetas de la Guardia Nacional y del Ejército vigilan y hacen rondines, con al menos cinco elementos en cada una de ellas. Las de color verde, incluso tienen preparadas las armas largas cuando recorren las calles.

No esperamos a papá gobierno

Nelly Mejía Cienfuegos es propietaria del hotel y restaurante Rocío y también es presidenta de la Asociación de Hoteleros de Pie de la Cuesta. Platica con este medio y detalla que lo complicado tras el paso del huracán fue recoger todos los escombros y dejar todo como nuevo, trabajos que tomaron tres meses.

“Lo que no nos pusimos a hacer, como lo hacen muchos, es esperar a que papá gobierno nos resuelva todo. Cada tres días tomamos fotos de cómo fuimos haciendo la reconstrucción y en tres meses salimos adelante. Cuando vino la Secretaría de Economía claro que hubo quien pidió los apoyos, pero nosotros nos pusimos las pilas desde antes.

Lo que sirvió fue que los apoyos sí nos lo dieron, 15 mil pesos en dos pagos o casi 30 mil en uno solo, pero nos lo dieron, confirma Nelly.

 

La Guardia Nacional patrulla Acapulco. Foto Marco Peláez

Cristóbal Rojas es el salvavidas de Pie de la Cuesta, y asegura que le tengo que agradecer todo al Presidente, hubiera sido otro gobierno y como dicen, nos dan arroz con gorgojo, pero estamos bien, vengan a la playa, la madre de Acapulco.

En esta zona el paso del huracán es notorio en la base aérea militar, pues Otis se llevó tres kilómetros de barda de concreto, que está en reconstrucción.

Sí preocupa la seguridad

Iván Román es un trabajador que llegó a Acapulco hace tres meses para apoyar la reconstrucción y desde febrero labora para la Iglesia católica, es de Jalostotitlán, Jalisco, y junto con él hay al menos otras 10 personas.

Nosotros vivimos aquí arriba de Caletilla, estuvo grueso, pero ahí la llevan, estamos trabajando, lo que está difícil es el tema de la inseguridad, después de las seis o siete no sales, la Guardia Nacional está ahorita que es de día, de noche se mete.

Doña Silvia tiene un puesto de dulces a un costado de la playa de Caletilla, no accede a ser grabada, pero acepta la entrevista, pero pide que de preferencia no salga su apellido.

Lo que pasa es que empezó todo con los saqueos, pero ni para qué salir, si matan gratis.

Más adelante, en un recorrido hecho por La Jornada, es evidente que los hoteles emblemáticos en la Costera Miguel Alemán fueron impactados, pues las fachadas (la parte que se puede documentar) están caídas. El Fiesta Americana, el Dreams, el Calinda y Elcano están cerrados, con daños y sin fecha de apertura.

A lo largo de toda la Costera hay uniformados que hacen rondines todo el día, con las armas listas y asesorando a quien lo necesita. El centro acuático Cici está cerrado, mientras el mercado tradicional está abierto a los lados, pues el techo cayó y hasta ahora ha resultado imposible levantarlo.

En la colonia Francisco Villa, Progreso, o la avenida Ruiz Cortines están a vida plena, pero el paso de los años y el abandono es evidente. Ahí habitan los trabajadores y los locales, pero advierten que es mejor no grabar o intentar hacer alguna entrevista, pues supuestamente los niveles de peligro aumentan para las labores periodísticas.

Las playas tradicionales se ven beneficiadas con el aumento del turismo nacional. Foto Marco Peláez

Después de Las Brisas la situación es otra, no hay gente que camine en las calles y el hotel Princess no tiene fecha de apertura.

La zona Diamante

Teresa trabaja en un Modelorama, frente a los condominios que están destruidos. Charla y explica que en los primeros días fueron los problemas fuertes, estaban los saqueos y se llevaron todo, luego estuvieron los colchones de las casas tirados por algunos días y ahora ya recogieron todo, pero está feo.

El centro comercial La Isla está cerrado en su mayoría, sólo abre Liverpool. Los productos están exhibidos en un espacio que no abarca ni un piso completo y una trabajadora cuenta que hasta finales de año abrirán más, dicen que Palacio de Hierro van a ser dos años para que vuelva a abrir y el centro comercial completo no sabemos, pero ahí vamos.

En la calle que conecta a todos los condominios ya hay letreros de nuevas ventas, aunque no dicen precios. Las construcciones están vigiladas ahí y en la playa. Jordi y su hermano tienen un negocio, de siempre, que se dedica a comprar fierro viejo, y hacen su último recorrido alrededor de las 14 horas.

Recogemos de todo, mucho fierro, no levantamos nada extraño en estos últimos meses, pero ahí la llevamos, normalmente sacamos mil o mil 500 pesos diarios, pero donde más recogimos fierro fue aquí (en la zona Diamante).

El recorrido se hizo entre el domingo y el lunes, el día del eclipse, y en la playa no hay mucha gente, sólo algunos con lentes especiales. Pedro vive cerca de Caleta y se preparó para ver el fenómeno natural.

“Si pegó Otis, y la inseguridad, pues como siempre, hay zonas donde sí estuvo feo los primeros días, pero hoy está normal, o mínimo bien.”

Los condominios en Punta Diamante, en el Puerto de Acapulco, en su mayoría, permanecen abandonados y algunos en reconstrucción. Foto Marco Peláez

 

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