Nueva York y Washington. El acusado Donald Trump tiene una cita en un tribunal en Nueva York la próxima semana donde está programado para iniciar el primero de los cuatro juicios criminales que enfrenta, y que está usando políticamente para su candidatura presidencial al proyectarse como un héroe popular perseguido llegando al extremo de compararse con Nelson Mandela y hasta Jesucristo.
Nunca antes en la historia de Estados Unidos un ex presidente ha sido acusado de actividades criminales, y tal vez con sólo una excepción (el socialista Eugene Debs en 1920 quien obtuvo más de millón de votos estando en la cárcel por su oposición a la Primera Guerra Mundial), ha hecho campaña un candidato presidencial acusado con unos 88 cargos criminales. Así, en un terreno sin precedente, uno de los dos principales candidatos presidenciales estará obligado a quedarse sentado en el banquillo de los acusados en un tribunal durante la semana y salir sólo a actos de campaña durante los fines de semana. Pero Trump ha logrado hacer que sus juicios sean parte de su campaña.
Trump ha atacado de manera incesante a los fiscales, el juez y su familia en el juicio criminal en Nueva York en el cual está acusado de falsificar la procedencia de pagos para encubrir un escándalo sexual con una estrella de cine pornografico. Acusa, como en los otros casos, que el juicio es parte de una “cacería de brujas política” por demócratas e incluso atacó a la hija del juez, quien trabaja en una consultoría política que ha hecho trabajo para políticos demócratas incluyendo el actual presidente. Los ataques llevaron al juez Merchan a emitir una prohibición para que Trump continuara haciendo declaraciones personales de ese tipo ante lo cual el ex mandatario y sus aliados denuncian como un intento ilegal para suprimir su libertad de expresión.
Trump ha continuado con sus ataques y este pasado fin de semana retó al juez Juan Merchan a encarcelarlo por desafiar su orden, escribiendo que si el juez “partidista” desea ponerlo en una celda “por decir… la verdad, felizmente me volveré un Nelson Mandela moderno -será mi gran honor”. Agregó que “tenemos que salvar a nuestro país” de estos “operativos políticos disfrazados de fiscales y jueces, y estoy dispuesto a sacrificar mi libertad por esa noble causa”. Poco antes, circuló un mensaje que alguien le envió indicando que fue la misma semana santa cuando Jesucristo sufrió las consecuencias máximas de sus persecución que Trump estaba enfrentando juicios en su contra.
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