Las consecuencias del asalto a la embajada mexicana en Ecuador han sido sumamente negativas para el presidente Daniel Noboa: con diversos matices y fraseos, varios países (sobre todo latinoamericanos) e instituciones internacionales (entre ellas, la ONU y la OEA), han condenado el insólito hecho violento; la oposición legislativa cercana al ex presidente Rafael Correa canceló acercamientos tácticos y dejó sin mayoría en la Asamblea Nacional a la bancada oficialista, y el propio Correa y Luisa González Alcívar, la ex candidata presidencial derrotada mediante maniobras comentadas en la mañanera por el presidente López Obrador, han reforzado su oposición a la continuidad del citado mandatario ecuatoriano.
La reprobación generalizada al ataque a la sede diplomática en Quito se ha dado en consideración de las normas vigentes que establecen el principio de inviolabilidad de tales sitios (embajadas o consulados). Menor coincidencia de opiniones se ha dado en el punto de la facultad del Estado asilante para dar refugio a una persona con procesos o sentencias judiciales. Lo cierto es que está convenido que el Estado asilante (México, en este caso) tiene la facultad de calificar la naturaleza de las acciones judiciales (de Ecuador) contra un peticionario de asilo (el ex vicepresidente Jorge Glas), conforme al artículo IV de la Convención de Asilo Diplomático, signada en 1954 por países como México y Ecuador.
En tanto, con el acompañamiento de miembros de varias embajadas acreditadas en Quito, los de la representación mexicana dejaron aquel país y el Estado mexicano iniciará hoy un litigio ante la Corte Internacional de Justicia, que muy probablemente le será favorable.
La presunta irracionalidad del junior ecuatoriano Noboa no parece solamente un capricho o un arranque circunstancial. A partir de las palabras del presidente López Obrador en una mañanera, referidas a Ecuador, al asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio y al triunfo electoral de Noboa por encima de la originalmente puntera Luisa González, se desplegó una secuencia de provocaciones que inició con la desproporcionada declaratoria de persona non grat a a la embajadora mexicana Raquel Serur y aquel cerró con la agresión a la sede diplomática.
La conducta fascistoide de Noboa no ha sido solamente un exabrupto personal, pues embona con la pretensión impulsada desde Estados Unidos e Israel de abatir los principios avanzados del derecho internacional y abrir paso a acciones violentas como las realizadas en Gaza y otros países de la región. Además, encaja en el libreto detonado con las acusaciones, sincronizadas y sin pruebas, en tres medios extranjeros contra López Obrador tachándolo de recibir financiamiento electoral en anteriores comicios, lo cual fue utilizado de inmediato por la oposición mexicana para fijar en redes las etiquetas, persistentes a la fecha, contra el Presidente y la candidata Claudia Sheinbaum.
El episodio ecuatoriano también está siendo utilizado de inmediato para tratar de consolidar dicha estigmatización, que en aquel país fue aplicada de manera sincronizada y sin pruebas contra el ex presidente progresista Correa y parte de su equipo, de manera destacada contra quien fue vicepresidente, Jorge Glas. Ahora se elabora el libreto de que AMLO estaría protegiendo a un cártel que es dominante en Ecuador, el cual habría mandado asesinar a Villavicencio y ahora defiende a Correa y Glas. Un libreto muy cantado, muy evidente.
Astillas
A la hora de cerrar esta columna (21:11 horas), el primer debate presidencial mostraba a una morenista que no caía en provocaciones y asestaba golpes, a una filopanista empecinada en tratar de impactar a la morenista, con tono y semblante cercano al enojo en varias ocasiones, y a un emecista ayudando con aparente disimulo al morenismo… De lo sucedido en este primer debate se hablará aquí en la siguiente entrega… ¡Hasta mañana!
X : @julioastillero
Facebook: Julio Astillero