Ciudad de México. Javier Aguirre hizo del Mallorca un manual de supervivencia. Aunque en el futbol ningún jugador o director técnico es más que un equipo, el aporte del mexicano ha sido tan grande desde hace dos temporadas que los límites llegaron a confundirse.
Alguna vez, luego de tambalearse con el descenso en la liga española, el capitán Antonio Raíllo lo definió como un hombre capaz de construir castillos en el peor infierno. En la final de la Copa del Rey, el Vasco confirmó esa teoría pese a caer (1-1 tras la prórroga, 4-2 en penales) ante el rival más querido por sus padres, el Athletic de Bilbao.
En un duelo intenso y abierto para ambos equipos, Dani Rodríguez adelantó a los baleares en el primer tiempo y Sancet hizo el 1-1 por los vascos en el segundo. Después de una prórroga sin más goles, en la tanda de penaltis fallaron Manu Morlanes y Radonjic, y Berenguer hizo el definitivo para un Athletic que levantó su título 24 en este certamen, luego de 40 años de espera.
El Vasco, quien de pelear por no descender llevó al Mallorca a soñar con un campeonato, sumó esta derrota a la sufrida en la edición de 2005, cuando cayó contra el Betis dirigiendo al Osasuna. Sus jugadores, a pesar de eso, le agradecieron la posibilidad de volver a sentir un espíritu de competencia como pocos en los dos años recientes.