¡Esta noche en heeechooosss!... El caprichoso Ricardo Salinas Pliego envió a Irving Pineda, su achichincle en Palacio Nacional, en calidad de gestor para intentar hacer realidad una de sus tantas ocurrencias, y si bien éste hizo lo que pudo, sin mediar pizca de dignidad, el resultado fue totalmente fallido, porque el presidente López Obrador lo mandó directamente de regreso a las instalaciones de Tv Azteca con todo y encargo, y al intermediario
disfrazado de reportero
quién sabe cómo le fue con su energúmeno patrón (¿fue amenazado con perder la chamba si no le preguntaba en vivo y a todo color?).
Al abonero no le han funcionado sus campañas de peluche, sus denuncias sobre el comunismo en la actual administración
, la creciente violencia de género, los gritones de la noche, sus serviciales periodistas
y opinadores
y demás estratagemas rascuaches (muy resultonas para él en sexenios anteriores), de tal forma que se le ocurrió la brillante idea que girar instrucciones a Irving Pineda, su reportero
en las mañaneras, para que directamente le tramitara la deseada entrevista con el primer mandatario.
El susodicho lo planteó así, mordiéndose la lengua: “Ayer el empresario Ricardo Salinas Pliego le ofreció entrevistarlo, le ofreció que le acepte una entrevista, un diálogo. Bueno, estoy preguntando porque es una nota, porque es un tuit. Hay quien viene a hacer gestiones aquí, presidente. Inclusive usted sabe que aquí hay periodistas que no son periodistas, que inclusive hacen unas gestiones rarísimas que no tienen nada que ver con la agenda del día y están de manera sospechosa … Entonces, bueno, ayer esto se publicó en Twitter y por eso es lo que lo pregunto”.
Pues bien, López Obrador respondió: Nada más decirle a Ricardo que yo no puedo entrevistarlo o que me entreviste porque hay un asunto en el Poder Judicial que tiene que ver con los impuestos, y es mejor que pase eso y luego hablamos. Hasta que pase lo de la resolución del Poder Judicial. Porque ¿para qué nos confrontamos? Mejor esperemos que el Poder Judicial resuelva sobre lo de los impuestos; es lo más sano, lo más sensato. Y aunque se tenga el corazón caliente, la cabeza fría. No hay que exaltarse. Tranquilos, todos tranquilos. Si este asunto ya está en el Poder Judicial, esperemos que el Poder Judicial resuelva y luego hablamos
.
Pero el gestor insistió: “Entonces, ¿le dice ‘no’ a la entrevista o al ofrecimiento de esta entrevista? ¿Ni aunque los temas fueran como algo así de…? Bueno, porque todo sale ayer de lo que usted comentaba, que había algunos dueños de medios de comunicación que literalmente no habían hecho entrevistas a otros personajes, algo así. La pregunta aquí sería: ¿ni aunque fuera de otros temas que no tuvieran que ver con este asunto?
No, porque pensamos distinto, y esto no es malo porque tiene que ver con la democracia. Entonces, tenemos diferencias y yo no quiero, ahora que está por definirse lo de los juicios que tienen que ver con los impuestos, que se vaya a malinterpretar el que tengamos una confrontación, un debate de ideas. Pero de que pensamos distinto, de eso no hay duda. Entonces, lo mejor es esperar. Además, hay elecciones. Ya pasando las elecciones, ya cuando resuelva, yo espero que haya justicia pronta y expedita, en un sentido o en otro, y luego hablamos.
Fiel a su encomienda, el aferrado gestor disfrazado de reportero
preguntó al mandatario: “Cuando usted revisa un noticiero, no sé, de radio, de tele, o sea, ¿usted no ve y no dice: ‘Esta nota puede estar interesante’? ¿O no encuentra nada interesante?” Y el revire fue así: “No hay nada, nada, nada. Si pongo Azteca, desde que aparece ‘¡esta noche en Hechos!’ todo es en contra, todo. Y eso también es un indicador, una muestra de la libertad que existe en nuestro país”.
Y de pilón, López Obrador diplomáticamente le reventó los dientes al abonero y a su gestor: “Te voy a contestar así rápido: ¿cómo tratan el asunto de la falta de pago de impuestos en Azteca?… No sale nada”, y esos sí son hechos.
Las rebanadas del pastel
Javier Milei, siempre congruente
: idolatra a Margaret Thatcher, le provoca sueños húmedos y siempre la pone como ejemplo a seguir (es mi ídola
– sic–, ha presumido públicamente), pero en el 42 aniversario de la Guerra de las Malvinas, el esperpéntico personaje se dio el lujo de decir, sin muestra de convencimiento, que para Argentina es inclaudicable el reclamo de soberanía
de las islas, es decir, las mismas que el imperio británico robó en el siglo XIX y La Dama de Hierro confirmó en 1982.
X: @cafevega