Bogotá. Aunque las cancillerías de ambos países se han encargado atenuar los caldeados ánimos entre los presidentes de Argentina, Javier Milei, y de Colombia, Gustavo Petro, las relaciones diplomáticas bilaterales se han tornado frágiles e impredecibles, coinciden aquí analistas internacionales.
“Las relaciones no están rotas, pero no pasan por su mejor momento”, resumió este domingo en medios de comunicación locales el ministro de relaciones exteriores Luis Gilberto Murillo, quien tuvo el encargo de comunicar a la embajada de Argentina en esta capital que al menos tres de sus siete principales cargos deben abandonar el país en calidad de expulsados tras las más recientes declaraciones del presidente Milei contra su homólogo colombiano, a quien calificó de “terrorista y asesino”.
Murillo recordó que ya van tres insultos del mismo calibre de Milei contra Petro, motivo por el cual se optó por las expulsiones de diplomáticos, enviando así un contundente mensaje al gobierno argentino de que “no aceptaremos más expresiones irrespetuosas del mandatario argentino hacia nuestro presidente”.
Pese a que voceros diplomáticos consultados por La Jornada consideraron que “Petro dejó ver que tiene mecha corta” y cayó en las provocaciones de Milei, expertos internacionalistas creen que el presidente colombiano reaccionó guiado por la idea de una política exterior progresista, basada en la integración y la unidad de América Latina y el Caribe.
“Milei busca destruir o aplazar el proyecto de la integración latinoamericana”, escribió en X el jefe de Estado de Colombia en un mensaje de agradecimiento a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, luego de que este se solidarizara ante el ataque del presidente argentino.
Con una balanza comercial ampliamente favorable a Argentina, que exportó a Colombia 1.315 millones de dólares en 2023, contra 360 millones de exportaciones colombianas, aparte de históricos vínculos culturales y una estrecha cooperación binacional para enfrentar a bandas de narcotraficantes, la principal preocupación de hoy es la fragilidad de las relaciones diplomáticas bilaterales.
Murillo ha dicho que Colombia le apuesta a la pronta superación del impasse, pero advierte que espera “que los insultos no se repitan”, lo cual -a juzgar por los antecedentes- es poco probable pues Milei, aseguran la mayoría de analistas, es muy amigo la “diplomacia de los micrófonos”. Más aún luego de que sus opiniones sobre Petro tuvieron eco en sectores de oposición colombianos y entre voceros de la ultraderecha republicana de Estados Unidos.
Complejo frente exterior
Considerado el gran aliado histórico de Estados Unidos en Sudamérica, lo cual hacía transcurrir su política exterior sin sobresaltos, Colombia tiene en la actualidad un mayor protagonismo exterior durante el gobierno del presidente Petro, quien ha aprovechado las tribunas internacionales para apostarle al multilateralismo, enfatizando en dos grandes ejes temáticos: la catástrofe ambiental del planeta y un nuevo enfoque mundial en el manejo de la política anti drogas.
Según el canciller Murillo, el jefe de Estado colombiano es escuchado con respeto en los grandes debates mundiales del momento y ha cobrado especial notoriedad a raíz de su postura frente a la agresión israelí en Gaza, que no ha dudado en calificar de “genocidio”.
A riesgo de debilitar el aparato militar del país, ordenó suspender la compra de armas a Israel, segundo proveedor de material bélico de Colombia, y la semana pasada anunció que si Israel no acata la resolución del 25 de marzo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que le ordena detener sus operaciones en territorio palestino, ordenará el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Tel Aviv.
Sin embargo, el mayor reto exterior de Petro en la actualidad -según los expertos locales- es el manejo que dé a al espinoso asunto de las elecciones presidenciales de Venezuela, tema sobre el cual ya tuvo un primer encontronazo con su homólogo Nicolás Maduro, que lo tachó de “izquierdista cobarde” por criticar las inhabilidades decretadas por Caracas a dos candidatas de la oposición.
Segundo socio comercial del país y activo protagonista de la búsqueda de la paz colombiana, Venezuela se ha convertido en un dolor de cabeza para la política exterior del primer gobierno de izquierda en la historia de Colombia, así el canciller Murillo repita una y otra vez la más diplomática de todas las frases de la diplomacia mundial: “Somos respetuosos de la soberanía y la autonomía de nuestra hermana república bolivariana”.