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La plaza del mercado, con la Basílica de Santa María, de ladrillo rojo, en Cracovia, Polonia. Foto Alia Lira Hartmann
31 de marzo de 2024 08:13
Considerada por muchos la ciudad más bella en Polonia, Cracovia goza de reconocimiento internacional. Enclavada al sur del país, frontera con la República Checa, con casi 800 mil habitantes es la segunda urbe más poblada, detrás de Varsovia, la capital.

Ha recibido de la Unesco dos importantes reconocimientos: desde 1978 ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad y a partir de 2013 es Ciudad Literaria.

Durante la Segunda Guerra Mundial, al haber sufrido la ocupación nazi en 1939 y no haber ofrecido resistencia, su arquitectura está prácticamente intacta; su belleza se caracteriza en buena parte por la mezcla de diferentes estilos como el gótico o el barroco. Buena parte del núcleo central data de la Edad Media.

La plaza del mercado, con construcciones estilo medieval, constituye el punto más atractivo y concurrido; gran cantidad de restaurantes y cafés y locales turísticos están invadidos por lugareños y turistas de todo el mundo. Domina el paisaje la Basílica de Santa María, construcción gótica que data del siglo XIV.

Cada hora se escucha una melodía con trompeta en las torres de la iglesia. El toque es una tradición que data de hace casi 700 años, que alude al que se hacía al amanecer para abrir las puertas de la ciudad y al anochecer para cerrarlas, también como advertencia ante invasiones enemigas.

aquí se encuentra la segunda universidad más antigua de Europa, fundada en 1364. La más antigua es la de Praga, de 1340. Por sus aulas pasó el astrónomo y matemático polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) considerado el padre de la astronomía moderna cuyas investigaciones concluyeron que no era la Tierra, sino el Sol, el centro del universo y que los planetas giraban alrededor del astro rey en un sistema heliocéntrico; esta teoría está en el clásico De revolutionibus orbium coelestium (La revolución heliocéntrica), publicado en 1543, mismo año de su fallecimiento.

Cracovia también tiene un barrio judío, donde la comunidad hebrea desarrollaba desde el siglo XIV sus actividades comerciales y religiosas. Al empezar la guerra sus pobladores fueron llevados a un gueto bajo condiciones deplorables y hacinados; muchos terminaron en campos de concentración y exterminio, como el de Auschwitz, que se localiza a sólo 66 kilómetros.

Este lugar ha sido restaurado y es destino imprescindible al visitar Cracovia. Este pintoresco lugar se ha convertido en foco turístico: cafés, restaurantes, galerías de arte y tiendas de recuerdos permiten al visitante deambular en un zona menos concurrida que el centro.

Al rescatar personajes ilustres ligados a Cracovia, durante la Segunda Guerra Mundial, un ciudadano alemán ha destacado gracias al filme de Steven Spielberg La lista de Schindler. Oskar Schindler salvó a más de mil judíos empleándolos en su fábrica de esmaltados y artículos de metal cuando aumentó su producción de municiones; esto sería factor clave para emplearlos.

Donde estuvo la antigua fábrica, de 40 mil metros cuadrados, hoy se hallan dos museos que documentan la vida de Cracovia, especialmente durante la ocupación nazi.

Alia Lira Hartmann, corresponsal

 
 


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