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A los jóvenes se les debe enseñar sobre partículas elementales

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La educación básica aún incluye la tabla periódica de los elementos, cuando ya no es más una tabla de elementos, asegura el científico. Foto Eirinet Gómez
28 de marzo de 2024 08:18

Ciudad de México. El libro Antimateria, los misterios que encierra y la promesa de sus aplicaciones, del físico mexicano Gerardo Herrera Corral, es una invitación al conocimiento para las mentes curiosas. Desde el primer vistazo a la portada y conforme se avanza en la lectura, genera preguntas: ¿qué es la antimateria?, ¿dónde está?, ¿cómo es?, ¿cómo y dónde se produce?, ¿qué tiene que ver la antimateria con un plátano?, ¿cómo podría contribuir a curar el cáncer?

Para tratar de responder a cada una de estas interrogantes, el autor escribió un ensayo publicado por Sexto Piso, en 232 páginas distribuidas en 10 apartados, que incluyen el prólogo del divulgador científico Arturo Fernández Téllez. Hace un recorrido desde el origen del universo, las interrogantes sobre éste y el Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, siglas en francés del nombre anterior de ese organismo), donde se produce antimateria, para luego abordar las aplicaciones en el rubro de la salud y terminar con un apartado sobre las implicaciones filosóficas del tema.

Aunque para algunos la antimateria podría significar el argumento de una película de ciencia ficción y para otros algo totalmente nuevo, Gerardo Herrera, en entrevista con este medio, dijo que decidió publicar el libro en el contexto de los casi 100 años del descubrimiento científico de la antimateria (para algunos 1928 y para otros 1931).

Está ahí, sabemos de ella, existe; es una parte de la realidad y no está mal que la gente sepa de qué está hecho el universo, afirma.

Investigador del proyecto Alice (A Large Ion Collider Experiment), uno de los cuatro más importantes del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), en Ginebra, Suiza, explicó que uno de los objetivos de su texto es develar la cortina del misterio en torno a la antimateria, la cual, como tema en las películas o en las noticias de los periódicos, forma parte de algo incomprensible, que causa extrañeza. Leer este libro ayudará a revelar que no hay nada misterioso, enigmático, sino que resulta ser una sustancia fascinante.

Herrera planteó que aunque para muchos pudiera ser algo muy lejano, “la antimateria está cada vez más presente en la cotidianidad. Se utiliza en los hospitales para obtener fotografías del interior de nuestro cuerpo y diagnosticar, y así como en los hospitales, estará cada vez más intensivamente utilizándose como combustible de naves espaciales, nuevas maneras de tratar el cáncer.

La antimateria está en el pasado, en el presente y en el futuro; es bueno que la gente tenga una idea de lo que es.

Aunque un gran público se inclina por géneros narrativos de diferentes temas o por la llamada superación personal, Gerardo Herrera añadió que Antimateria... está dirigido a los jóvenes que muestran interés en la ciencia.

“En México se escribe y se lee poco sobre ciencia, pero creemos que hay un interés cada vez mayor de las nuevas generaciones. Los millennials tienen un interés enorme, y demandan materiales de lectura.

“Creemos que vamos a ver pronto un boom de consumo de revistas y libros de literatura científica, de forma que el esfuerzo de escribir ensayo científico, la apuesta de hacer divulgación científica, está dedicado a las nuevas generaciones.”

El divulgador científico explicó que en México conceptos como antimateria están fuera de los temarios de educación básica, a diferencia de otros países, donde sí se incluyen.

Estima que los programas de estudio deberían reconsiderar la mención de algo de los avances científicos en partículas elementales.

Se sigue enseñando en las escuelas que las partículas elementales son los átomos o la tabla periódica de los elementos químicos, cuando ya no es más una tabla de elementos; los temarios educativos son de hace 50 y 60 años, sin que haya una actualización, lamentó.

El físico consideró que entre la avidez de los jóvenes por la ciencia y el contexto de la educación actual en este rubro, su obra tomará un significado adicional, que es el de la enseñanza continua, esa necesidad que tenemos de seguir aprendiendo a lo largo de nuestras vidas; la formación no termina cuando se acaba la escuela, hay que seguir adquiriendo el conocimiento que se difunde en periódicos y libros.

Arte y matemáticas

En medio de su ritmo de trabajo, que incluye el seguimiento de experimentos en el CERN, las discusiones con estudiantes, las reuniones con colegas y la actualización constante –que incluye la lectura de artículos científicos nuevos–, Gerardo Herrera relató que encuentra tiempo para escribir libros en el avión, ya que muchas veces sus viajes son de más de 14 horas.

Adelantó que prepara un nuevo libro en colaboración con el escultor Sebastián, quien trabaja mucho con la geometría y el acero, y siempre ha tenido referentes científicos y matemáticos en sus trabajos, como transformaciones topológicas de los cuerpos.

Comentó que desde hace meses platican sobre mecánica cuántica, cómo generar geometrías y cómo éstas se pueden evocar en una obra escultórica. “Nos reunimos una vez a la semana, conversamos, y él trabaja una colección de obras sobre los temas que hablamos.

Queremos generar piezas escultóricas y textos que hablen de los conceptos representados en este proyecto interesante, bonito, para quienes se interesan en la ciencia y el arte.

 
 

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