La encuesta del Grupo Reforma, levantada del 6 al 12 de marzo, sobre la tendencia que siguen las candidatas entre las que se decidirá quién ocupará la Presidencia de México, produjo agruras y contorsiones en las derechas políticas de México. Lo primero a señalar es que, ciertamente, las derechas son varias y no son iguales. Navegan en el mismo barco porque el sistema político y el Prianrd no les dejó alternativa. Es su única opción partidista. MC es de corto alcance (¿aún?).
De acuerdo con esa encuesta, Claudia Sheinbaum pasó de 53 por ciento de las preferencias de voto, en agosto de 2023, a 58 por ciento, en marzo de 2024. En tanto, Xóchitl Gálvez quedó prácticamente estancada durante ese lapso: pasó de 33 a 34 por ciento. Los números de la encuesta son muy similares a los de unas seis u ocho encuestadoras que realizan también su ejercicio con cuestionario en el domicilio de los encuestados. No es raro: si las casas encuestadoras realizan un ejercicio demoscópico real, sus métodos serán los mismos y la estadística arrojará forzosamente números similares. Pero las derechas se sintieron heridas porque esa encuesta provenía de Reforma, que es de los suyos.
Parece claro que al Grupo Reforma le interesan, en este caso, los números reales, no los “relatos” para manipular electores. Reforma es un grupo de empresas periodísticas y aúna esas dos vertientes, haciendo desde siempre un periodismo desde el lado empresarial. Quiere garantías efectivas para sus empresas, como para las empresas en general. De ese lado está, entre otros, su escritor estrella, Enrique Krauze, también un hombre de empresa. El grupo anhela una conformación del poder político garante del funcionamiento y el éxito empresarial. No está deseando un gobierno de mentiritas, de brinquitos, de changuitos y palabrotas, como el que anuncia Xóchitl. Hace, por tanto, su papel en serio, mostrando los números reales de su encuesta.
De otra parte, está claro que el grupo es ajeno a principios como el de justicia social, que le resulta, en el mejor de los casos, demagogia y nada más; los pobres son pobres porque son tontos o ignorantes; mueran los apoyos económicos que, “con nuestro dinero”, entregan a los menesterosos.
Xóchitl y algunas de las derechas ideológicas cercanas a ella, negaron la encuesta. El calderonista Javier Lozano dijo con la voz de la impotencia que la encuesta era “una vacilada”, y el finísimo Carlos Alazraki, espetó: “Es una mierda la encuesta de Reforma. Es una mierda, no es válida, no es cierta. Me molesta mucho que Reforma haya publicado esa mierda”. La personalidad torpemente narcisista se echa por delante como referente de lo que sea: “Me molesta mucho”. Como si a alguien le importaran sus dolidas contorsiones.
En los hechos, Reforma dijo a los postulantes de Xóchitl: esa es su realidad, enfréntenla, no caminen viendo a las nubes. Qué más quisiera este grupo que el conjunto de las derechas tuvieran un candidato potente. Por ahora esto no es posible porque los postulantes de las derechas y su candidato necesitarían un proyecto para la nación creíble para las mayorías. No lo tienen, no pueden tenerlo. Menos aún ahora cuando está en marcha una cada vez más amplia revolución de las conciencias. No se han dedicado a construir un proyecto propio, se han enfrascado en negar el proyecto de la 4T. Go negative, como pidió Jorge Castañeda.
Para colmo de males de las derechas, la misma encuesta informa que el presidente López Obrador pasó, en su índice de aprobación, de 62 por ciento en diciembre pasado, a 73 por ciento en marzo de este año, indicador que representa, grosso modo, al espacio social complacido o satisfecho con el gobierno de la 4T.
¿Cabe una hipótesis diferente? ¿Acaso Reforma le está diciendo a sus congéneres: el nivel de la guerra sucia debe ser mayor? Difícilmente. La brecha que separa a Xóchitl de la victoria política es un océano. El nivel de aprobación del Presidente y el avance de Claudia indican que la guerra sucia ha funcionado en sentido contrario a los apostadores de las derechas de México y sus apoyos internacionales: la parábola del búmeran.
Algunas derechas, a contrapelo de los hechos duros, insisten en que el gobierno de la 4T no tiene proyecto: el mundo del revés. La derecha no tiene proyecto y no está a la vista que pueda tenerlo. En tanto, los índices relativos a la pobreza y la desigualdad mejoran, la economía tiene un desempeño comparativo notable en el conjunto de las naciones de occidente. Los proyectos de inversión pública del gobierno de AMLO darán mejores condiciones a la marcha de la economía en el siguiente tramo del gobierno de la 4T. Cómo lo ha anunciado Claudia, su gobierno pondrá el énfasis en la educación en todos los niveles, para cada vez más jóvenes mexicanos; lo hará en todos los temas relativos al cuidado de la naturaleza (entre ellos la producción de alimentos o el agua), y, por fin, en la necesaria atención esmerada a todos los temas relativos de las mujeres; ha llegado su momento.