La primera quincena de marzo de 1924 apareció el primer número de El Machete, que luego se convirtió en el órgano de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista. A 100 años de su nacimiento, este periódico aún evoca una parte importante de la historia política y social del México de la posrevolución.
El Machete nació como el órgano del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de México, del que formaron parte Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Xavier Guerrero; pero en cuanto los tres grandes fundadores del Muralismo Mexicano y otros artistas se aproximaron al Partido Comunista de México (PCM) y algunos se convirtieran en sus militantes, el 1º de mayo de 1925 el periódico se convirtió en la herramienta de propaganda y agitación del PCM.
En las páginas de ese periódico subyacen historias de rebeldía de aquellos a quienes la Revolución Mexicana no les hizo justicia ni vieron mejoradas realmente sus condiciones de vida, tal es el ejemplo de las luchas campesinas de Primo Tapia y José Guadalupe Rodríguez y las luchas sindicales en las que participaron obreros como Miguel Ángel Velasco, y Valentín Campa.
El Machete fue también expresión de la confrontación y diálogo entre dos concepciones políticas: la del gobierno surgido de la Revolución Mexicana, cuyos límites para resolver los problemas de los obreros y campesinos estaban marcados por la inserción de los empresarios y terratenientes al nuevo Estado; y la concepción del socialismo, como proyecto de izquierda, es decir, como una fuerza anticapitalista. De hecho, en las páginas de El Machete se hizo evidente el cambio de posición política del PCM, que bajo la táctica del Frente Popular de la Internacional Comunista (IC) y durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, pasó de la consigna “Ni con Calles, ni con Cárdenas”, a la colaboración con el gobierno mexicano y la unidad a toda costa.
Junto a las noticias de la clase obrera en México, en El Machete también aparecieron notas y artículos que afirmaban el carácter internacionalista del PCM, pues el periódico difundió los avances del socialismo en la Unión Soviética, las luchas de los partidos comunistas miembros de la Internacional Comunista y registró las jornadas L-L-L que en enero de 1931 y 1933 realizó el PCM como sección de la IC, en conmemoración de la muerte de Lenin, Liebknetch y Luxemburgo, ocurridas en enero de 1924 y 1919, respectivamente.
En las páginas de “el filoso”, forma en que se referían coloquialmente al periódico, también quedó registrada la participación de los comunistas mexicanos en la Guerra Revolucionaria en España, la campaña mundial en solidaridad con los anarquistas Sacco y Vanzetti y el ascenso del fascismo en Italia y Alemania.
Como expresión de la prensa revolucionaria, que busca organizar las luchas sindicales y campesinas, a la par de ser el medio de difusión de las ideas de un partido político que busca derrocar el capitalismo, El Machete enfrentó el embate de la represión.
En más de una ocasión fueron confiscados los periódicos y destruida la imprenta. Pero fue bajo el gobierno de Plutarco Elías Calles y los de “el maximato”, cuando tanto El Machete como el PCM fueron ilegalizados, y entre 1929 y hasta septiembre de 1934 el periódico fue publicando y distribuido bajo condiciones de clandestinidad.
No obstante, esta fue la etapa en que el trabajo obrero sindical del PCM más se desarrolló, llegando a construirse la Coordinadora Sindical Unitaria de México (CSUM) que confluyó en la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Pese a la multidimensional relevancia, política e histórica de El Machete, éste es sobre todo conocido por estar vinculado a la historia de los famosos artistas mencionados, a los que podríamos agregar a Tina Modotti y José Chávez Morado. Otro episodio por el que es conocido El Machete es la participación en sus páginas y dirección editorial del revolucionario cubano Julio Antonio Mella, pues en él plasmó las polémicas que sostuvo con otros intelectuales como Raúl Haya de la Torre y Vicente Lombardo Toledano, a quienes acusó desde el periódico del PCM de ser oportunistas.
No obstante que en las páginas de El Machete aparecieron plumas de importantes intelectuales y obras de renombrados artistas, al ser un periódico “obrero y campesino”, en sus páginas aparecieron denuncias de precariedad y represión, que fueron escritas con la propia mano de obreros y campesinos, a quienes se les invitaba a colaborar para hacer suyo el periódico. Este proyecto de dar voz a los oprimidos, en buena medida fue impulsado por Julio Antonio Mella, que redactó el Cursillo para corresponsales, manual sencillo para la escritura de artículos, invitando a que obreros y campesinos hicieran suyo el periódico. Pero a éste no sólo llegaron notas y artículos del pueblo mexicano, sino coplas y cuentos que retrataban de la manera más viva el sentir y la forma de vivir del México de los explotados.
El Machete dio voz a quienes se la negaron y aún hoy se las niegan los grandes consorcios y monopolios de los medios de comunicación. Así, pues, fue el medio para que, como dijo Bertolt Brecht, al callar los dominadores hablaran los dominados.
Por esto, a 100 años de la fundación de “el filoso”, podemos repetir el lema del periódico, escrito por Graciela Amador, quien fue la primera administradora del periódico: “El Machete sirve para cortar la caña, para abrir las veredas en los bosques umbríos, decapitar culebras, tronchar toda cizaña y humillar la soberbia de los ricos impíos”.
*Historiador de la ENAH
@Chavez_Angel_