Vandana Shiva rebasó 70 años con una notabilidad mundial como física y filósofa hindú, nacida en Uttar Pradesh, de madre granjera y padre guardabosques, educada en una escuela católica, luchadora desde joven contra la tala en el Himalaya, feminista y ecologista, fue reconocida con el Premio Nobel Alternativo cuando tenía 41 años por su trabajo de escritura y activismo desde los 20 años. De formación científica (en física) y con un posgrado en filosofía de la ciencia obtenido en Canadá, creó a sus 30 años la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica, con el propósito de impulsar y difundir una agricultura ecológica que intituló Programa Navdanya (que significa nueve cultivos
), a fin de preservar la biodiversidad que dio origen a la Universidad de las Semillas y al Colegio Internacional para la Vida Sostenible, reclutando mujeres con quienes formó el movimiento ecologista llamado Mujeres Diversas por la Diversidad, así como inculcar una práctica democrática con el Movimiento Democracia Viva. Su finalidad era apoyar a agricultores en la conservación o recuperación de variedades locales amenazadas por la introducción de semillas comerciales.
El programa Navdanya reunió a ecologistas y agricultores hindúes para la defensa de la riquísima variedad de semillas originarias contra su progresiva desaparición, promovida por la introducción de semillas modificadas que conllevan fertilizantes químicos y pesticidas, y para reforzar en los agricultores su aprecio por las nativas y seleccionadas a través de milenios por sus ancestros. Así, fueron fundados en India 34 bancos comunitarios de semillas cuyos granos se distribuyen sin costo a los campesinos. De este modo, Navdanya ha permitido la conservación de más de 2 mil variedades de arroz, a la vez que ha movilizado a 5 millones de cultivadores en contra de la Unión General de Tarifas de Comercio (GAT), habiendo sido en 1999 cabeza de una gran manifestación de mujeres ecologistas contra la globalización del comercio en Seattle, Estados Unidos. Así y con el principio de no violencia (gandhiano) reforzaron la conciencia de que son ellas quienes preservan las especies nativas de semillas –que replantan a cada ciclo– retomando su papel histórico milenario para conservar los alimentos de caer en el concepto de mercancías bajo leyes internacionales.
Sus trabajos, colectivos y de autora han dado a Vandana, además del Nobel Alternativo y del Global 500 (1993) reconocimiento del programa de la Organización de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el del Día de la Tierra, entre otros muchos. Aunque no sólo se ha involucrado con los productos agrícolas y la tierra, también ha participado y participa en movimientos en contra de la cría y pesca industriales del langostino, que devastaba los ecosistemas aledaños, y en general no abandona sus luchas por la agricultura y la comida, por los derechos de propiedad intelectual, la biodiversidad y bioética, ayudando a organizaciones de lucha social, como del Movimiento Verde contra la ingeniería genética.
En la entrevista para La Jornada, Vandana Shiva fue sencilla, empática y afectuosa, aunque la brevedad fue excesiva debido a la traducción de preguntas y respuestas. Nuestras preguntas fueron tal como las citamos. Las respuestas han sido abreviadas por la traductora y fueron transcritas en traducción libre:
–¿Qué le parece que la lucha mexicana, paralela a la suya, se presente como una lucha por el maíz? ¿No cree que debería incluir todos los elementos del policultivo llamado milpa, cuyo centro es el maíz, pero entreverado con al menos otras 10 plantas desde hace milenios?
–Sí, y lo mencioné a Alejandra (Frausto) y a Adelita (San Vicente) Por otra parte, dediqué buen tiempo de mi conferencia de hoy a hablar de los policultivos. Pero el problema es que en India me han informado los expertos que el arroz actual ha evolucionado en 70 por ciento de tal manera que no acepta crecer con otras plantas. En cuanto al frijol de soya sólo quedan ocho variedades indígenas… Aparentemente no pueden regresar a sus características anteriores, cuando crecían en policultivos.
–¿Sabía que la palabra milpa designa no un sembradío de maíz (hoy desarrollado en laboratorio mayoritariamente), sino un policultivo riquísimo en el que se confunden el maíz y el frijol entre siete o más variedades de plantas alimenticias y 20 a 50 hojas verdes comestibles o medicinales llamadas quelites?
–No, no lo sabía pero sí es posible… Voy a asomarme más de cerca a las explicaciones de laboratorio sobre el cambio de las especies que antes se cultivaban juntas…
–Porque usted sabe que los policultivos preservan la fertilidad de los suelos, además de proveer al consumidor un abanico de nutrientes y sabores e insumos artesanales… de donde viene la riqueza de la comida y la artesanía mexicanas.
–Sí claro, y en India fue igual por milenios… pero el arroz y las plantas asociadas a éste necesitan mucha agua y hay que dosificarla entre sus utilidades.
–¿Cree que deberíamos ver más de cerca el rechazo a los policultivos como una manera de degradar los productos originarios para sostener su destino como mercancías, aunque los especialistas aleguen que los cereales han sufrido transformaciones irreversibles que les impiden crecer con otras plantas?
–Sí creo que debemos investigar más esta hipótesis… lo haré, porque es importante en el contexto del proyecto que tenemos ahora, Soluciones Orgánicas para el Hambre y la Malnutrición…
Otros datos del currículum de esta gran mujer, no exhaustivos: lucha contra la biopiratería del arroz basmati y el trigo dentro de la asociación Derecho de la Propiedad Intelectual y la Biodiversidad (Fundación de Investigación para la Ciencia, la Tecnología y la Ecología). Actualmente, Vandana Shiva trabaja con el gobierno de Bután para que éste sea el primer país soberano completamente orgánico.