Ferrari ayer entendió que Max Verstappen y Red Bull también son imperfectos. Después de un comienzo abrumador por parte de la escudería austriaca, con dos victorias y otro par de segundos lugares en la temporada, el Cavallino rampante encontró su oportunidad de contraatacar en el Gran Premio de Australia. Aprovecharon un error mecánico en el auto de Verstappen y la falta de ritmo de Sergio Pérez para lograr el 1-2 con Carlos Sainz a la cabeza y Charles Leclerc siguiéndolo por detrás. Lando Norris (McLaren) completó el podio, mientras que el mexicano Checo Pérez finalizó quinto.
Fue cuestión de paciencia para contrarrestar la supremacía del actual campeón.
El circuito de Albert Park acabó con la imbatibilidad de Max. Cuando todo apuntaba hacía la tercera victoria de la temporada de Verstappen, el guión cambió en las primeras vueltas.
Aunque mantuvo la pole position en la largada, el neerlandés sufrió cuando el español Carlos Sainz, cuyo contrato con Ferrari termina al final de la temporada, lo superó en apenas la segunda vuelta.
A continuación, vino la gran catástrofe.
En el giro cinco, en un momento en que el tricampeón buscó recuperar el liderato, el motor del neerlandés sufrió una falla que no le permitió continuar.
El rostro de Verstappen era el de alguien incrédulo. La estrella de Red Bull, con una cara de pocos amigos, llegó a zona de pits. No entendía lo que estaba sucediendo. La última vez que había abandonado un Gran Premio fue hace dos años y en el mismo trazado.
La partida del mejor piloto del mundo abrió las posibilidades en la parrilla. Por primera vez, el dominio de Mad Max y sus nueve victorias consecutivas iba a caer. Un triunfo lo separaba de igualar la racha histórica que él mismo había logrado en 2023. No obstante, el duro revés lo regresó a una realidad en la que es poco común ver a Verstappen.
La falla de Red Bull le mostró el camino a Sainz, que pasó de estar en la cama de un hospital antes de la carrera en Arabia Saudita, a liderar la competencia desde que rebasó a Verstappen.
Sergio Pérez, por su parte, no pudo mantener un ritmo que lo catapultara a las primeras posiciones.
Luego de dos podios consecutivos, el mexicano sufrió para meterse en los sitios de honor. Desde la partida, Checo, ubicado en la sexta posición, luego de una sanción que recibió en las clasificaciones, perdió un puesto en la largada y le costó trabajo encontrar potencia en el desarrollo de la carrera. La estrategia de neumáticos no le funcionó, y Red Bull por primera vez cerró un fin de semana irregular.
A Mercedes, con Lewis Hamilton y George Russell, tampoco le fue bien en Albert Park. Ambos quedaron fuera de circulación por averías en sus autos.