La Paz, Méx. Aunque se pregona que el agua es un derecho universal, la realidad es otra para miles de personas que no cuentan con el recurso, sobre todo para los que habitan en la zona serrana de este municipio, ubicado en el oriente del estado de México, porque no les queda otra que desembolsar gran parte de su ingreso económico para obtener el servicio, monto anual equiparable al que pagan en siete años quienes sí disponen de toma domiciliaria con corriente constante.
Lomas de San Sebastián es la sección electoral más grande del territorio mexiquense, según datos del Instituto Nacional Electoral. El lomerío es la franja de pobreza urbana visible desde la carretera federal México-Texcoco; comenzó a poblarse hace más de dos décadas y ya suma más de 50 mil habitantes. Alrededor del 35 por ciento (unos 15 mil) no tienen seguridad pública, recolección de basura, drenaje ni, por supuesto, agua potable.
Cada año, durante la celebración del Día Mundial del Agua se difunde este derecho universal, pero aquí no hay nada que festejar. La necesidad tiene un alto costo y las tarifas aumentan constantemente porque el servicio de pipas en ocasiones no se da abasto para distribuir el líquido casa por casa.
Maximina Jaimes vive en la calle Jazmín, en el paraje El Potrero, en la parte más alta del cerro. Ella y su familia anhelaban un patrimonio y decidieron dejar de pagar una renta de 2 mil pesos mensuales por unos cuartos en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México.
Compraron un terreno en la loma de San Sebastián, donde edificaron su casa con cisterna.
Ahora desembolsa mil 800 pesos mensuales, que sumados al año son 21 mil 600. Lo que Maximina gasta en 12 meses equivale a lo que un vecino paga por el suministro durante siete años y cuatro meses, en las zonas donde sí se cuenta con tomas domiciliarias.
Hay ocasiones en que, aunque se tenga el dinero, no hay agua y ésta escasea sobre todo en época de calor. Sube el precio y no hay de otra que recibir y pagar
, explicó.
En la franja de Iztapalapa donde vivió el servicio era constante. Aquí ahora pago por una dotación lo mismo que pagaba de renta, pero ya tengo un patrimonio
, se consuela.
Pese a todo, tiene la esperanza de que algún día no estarán en el olvido y en que la vivienda donde habita dispondrá de servicios básicos.
En la parte alta, la falta del líquido afecta a todos, al menos en cuatro parajes de Lomas de San Sebastián, donde hay más de seis escuelas de nivel básico. Los niños, docentes y los propios padres de familia sobrellevan la escasez.
Yuliana Camarillo Urbina, directora de la primaria Epigmenio González, con una matrícula de 219 alumnos, refirió que desde su fundación, hace ocho años, no tiene servicios de drenaje, recolección de basura ni agua potable.
Una brigada de salud subió al cerro y los médicos determinaron que 85 por ciento de los niños sufren algún grado de desnutrición. Además, todos los días hay ausentismo escolar.
La profesora reconoció que situaciones relacionadas con la higiene podrían ser la causa del ausentismo escolar, pues los menores padecen enfermedades gastrointestinales y en sus casas no hay agua, por lo cual los padres deciden no enviar a sus hijos a la escuela.
Cuando no hay agua (en el plantel), a los alumnos se les pide traer una botella y ésta se recicla. La misma que se utilizó para lavarse las manos se aprovecha para el inodoro
, explicó.
Agregó que cuando los niños faltan la pipa nos dura una semana; si no faltan, en cuatro días ya estamos llevando un nuevo oficio para el organismo responsable del suministro
. Cuando los escritos se acumulan, tardan más de dos días en dotarlos del servicio.
Cuatro primarias, un plantel de prescolar y la secundaria no tienen suministro y los tanques cisterna que envía la autoridad municipal no se dan abasto. Por eso me imagino que hay demasiadas inasistencias entre los niños, porque se enferman y la escasez podría ser una causa que provoca las enfermedades
, insistió la docente.
Recordó que la semana pasada no llegó a tiempo el servicio municipal y la asociación de padres de familia pagó a un particular, que cobra entre 900 y mil 200 pesos por cisterna, aunque por ser escuela pública, les cobró 800 pesos, un poco más económica
, dijo con alivio.
Alma Delia Juárez Serrato, vecina de la colonia Pirules del paraje El Potrero, detalló que paga una pipa dos veces por semana, y 180 pesos por cada tinaco de mil 200 litros. A fin de que el gasto rinda, recicla el líquido. El utilizado en el lavado de trastes, la regadera y la ropa sirve para el sanitario.
Por un garrafón de 20 litros de agua potable gasta 20 pesos, y lo usa para la comida y para beber; a la semana eroga hasta 400 pesos, pues al menos debe surtir dos veces. El agua no puede limitarse, se necesita para comer y el aseo personal
, manifestó.
Inés Martínez pagó 180 pesos para que la pipa llenara su tinaco de mil 200 litros. Si reutiliza el agua de los trastes para el sanitario y no lava diario la ropa es probable que le alcance para terminar la quincena, indicó.
En Lomas de San Sebastián cada familia desembolsa cerca de mil 400 pesos semanales para obtener el recurso, y quienes tienen cisterna, como Maximina, alrededor de mil 800. Los costos son estratosféricos para una zona como el cerro. Lo que aquí pagan en un año, a un vecino con toma domiciliaría le alcanzaría para pagar siete años y cuatro meses de servicio.
La Jornada solicitó una entrevista con Pedro Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría del Agua, pero no hubo respuesta.