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Con Felipe Calderón, Iberdrola obtuvo todo lo que pedía y mucho más. A cambio, ésta le dio el privilegio de ser su empleado formal. En la imagen, el ex mandatario panista con Ignacio Sánchez Galán, presidente de la trasnacional española. Foto Cuartoscuro
22 de marzo de 2024 07:54

Deben despertar aquellos que en sus sueños húmedos creen que es cosa del pasado la pausa en las relaciones entre los gobiernos de México y España, decidida un par de años atrás por el presidente López Obrador, pues ayer, de nueva cuenta, el propio mandatario recordó a propios y extraños que no hay buena relación con el rey (Felipe VI) de aquella nación europea, porque antes (en el régimen neoliberal) muchas empresas de aquella nacionalidad (consentidas de, cuando menos, Fox, Calderón y Peña Nieto) hacían lo que querían en nuestro país, y como ya no sucede, entonces al monarca eso no le gusta.

Pero más allá del berrinche real, López Obrador comentó que el inquilino del Palacio de la Zarzuela recibe a todos los (mexicanos) que van a quejarse (del mandatario). Por ejemplo, habló con el presidente de la Coparmex, una organización supuestamente de empresarios, pero vinculada a un partido político, que no puedo decir cuál, porque me censuran. Y por si fuera poco, mantiene protegidos a tres hampones (Calderón, Peña Nieto y Salinas de Gortari, a quien concedió la nacionalidad española). Eso sí, al rey le encanta meter las narices donde no lo llaman, aunque hay que reconocer que sólo lo hace si se trata de proteger a sus consorcios, procurarles negocios en terceros países y vender la idea de que cambiar espejitos por oro es un excelente negocio para las naciones receptoras.

Por cierto, uno de esos soñadores fue (¿es?) Marcelo Ebrard, quien, en 2022, en su calidad de secretario de Relaciones Exteriores, por la libre y en un acto oficial con el canciller español José Manuel Albares (cabildero de las trasnacionales españolas) alegremente despausó (permítase el término) las relaciones bilaterales sin autorización de Palacio Nacional. En aquella ocasión dijo: Hemos convenido comunes acciones y reactivado toda la red de cooperación que tenemos ambos países. Fue un éxito; nos va a permitir avanzar rápido, a buen paso en la relación bilateral en favor de nuestros pueblos, y aseguró (léase mintió) que al presidente López Obrador le dio mucho gusto que se llevara a cabo, pero el mandatario lo desmintió tajantemente.

Sobran ejemplos de los abusos (que alguien se los permitía) de las trasnacionales españolas en México, pero López Obrador citó a Repsol, que en tiempos de Fox y Calderón recibió contratos jugosísimos. Uno de ellos para la compra (muy barata) de gas en Perú y que lo revendiera (carísimo) en México. Veintiséis mil millones de dólares sin licitar; luego incumplió y no hubo ni una penalidad.

Algo más: en tiempos de Fox, esa trasnacional española fue la primera beneficiaria de los contratos de servicios múltiples (una de las movidas privatizadoras de Pemex): le entregaron la mayor asignación territorial en la cuenca de Burgos para que México logre autosuficiencia en gas natural (por ser esa zona la de mayores reservas) y en el corto plazo se convierta en exportador neto, aunque en los hechos Repsol sólo especuló con ese contrato –que le produjo pingües ganancias– y a la vuelta de la esquina nuestro país se convirtió en importador neto de ese combustible.

López Obrador también recordó la tragicomedia de charros calderonistas contra gánsteres españoles. En tiempos del susodicho (a quien le fascinan los gachupines y sus espejitos), Pemex, con Juan José Suárez Coppel en la dirección, decidió incrementar la participación accionaria de la ex paraestatal en Repsol, una petrolera sin petróleo propio. El numerito fue desastroso para las finanzas mexicanas y muy jugoso para la trasnacional española. Y también está la historia de los astilleros gallegos, que Borolas y su angelito (Juan Camilo Mouriño) rescataron en detrimento de las arcas nacionales.

Cómo olvidar a Iberdrola, que con Calderón obtuvo todo lo que pedía y mucho más en detrimento de las finanzas nacionales y la soberanía energética de México; a cambio, esta trasnacional le dio el privilegio de ser su empleado formal. Y OHL con Enrique Peña Nieto, y otras con distintos mandatarios mexicanos.

Entonces, ¿se entiende el porqué de la pausa y del berrinche del cabildero monárquico?

Las rebanadas del pastel

Dicho sea de paso, los fascistas españoles apiñados en el grupo de choque conocido como Vox (Santiago Abascal es la cabeza visible), ofrecen su apoyo a Xóchitl Gálvez para detener la mancha roja y liberar a la sociedad. ¡Ole! con ¡ole!, pero, con un camote en la boca, no les quedó de otra que reconocer que Claudia Sheinbaum tiene un sólido respaldo popular en detrimento de la oposición. Así de fuerte está Lady Gelatinas.

X: @cafevega

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