Ciudad de México. Han pasado 614 días desde la detención de Kiril Olegovich Safrán en México y su encarcelamiento en el Reclusorio Sur, pero si se cumple la orden de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), hoy suspendida por un juez, de extraditarlo a la Federación Rusa, su integridad física e incluso su vida se encontraría en peligro, aseguró el juez que lleva su caso.
Es un empresario ruso de la tecnología de 42 años, casado y con dos hijos, se afirma que es un conocido opositor al régimen de Vladimir Putin. Fue acusado, detenido y torturado en su país por narcotráfico ante la supuesta posesión de 20 kilos de mariguana en un invernadero, motivo por el que huyó a nuestro país junto con su familia.
Su historia en México ya involucró a la Fiscalía General de la República (FGR), la Cancillería, juzgados, tribunales y hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la cual rechazó revisar su caso en sesión privada del 29 de noviembre del año pasado.
Documentos judiciales que contienen los resultados del Protocolo de Estambul, en posesión de La Jornada, revelan que, tras su detención y encarcelamiento en Kirov, Rusia, Kirill Olegovich Safrán fue privado del sueño, pues se le sometía a luz extrema y ruidos a volumen alto, principalmente música militar de su gobierno, lo que produjo en él altos niveles de estrés y fatiga también.
También se le privó de alimentos y agua limpia, y se le mantuvo en condiciones extremas de frío, por el clima imperante en ese país, ya que sólo tenía su ropa y no se le brindaron abrigos adecuados. Al día de hoy todavía presenta secuelas.
Además, sus captores le produjeron lesiones en la cabeza, los brazos, el torso, las piernas y los genitales, las cuales dejaron cicatrices, mismas que fueron dictaminadas por el médico Freddy Ludwig Romero Mendoza, quien intervino en ese estudio multidisciplinario.
“Dichos actos, los realizaban los agentes captores, con el fin de que se declarara culpable de los delitos que se le atribuían, y si se negaba, lo amenazaban con dañar a su familia, someterlo a mayores castigos, o incluso privarlo de la vida, por lo que le causa terror la posibilidad de ser extraditado a su país de origen, pues considera que se pondría en riesgo su vida y su salud”, concluye el estudio.
Según el expediente, el imputado se relacionó con Borís Nemtsov, un político opositor de Putin, que desde el 2014 criticaba la intervención en Ucrania. Su conexiones con el disidente, asesinado en 2015, pudieron haber sido las razones de su detención y posterior intento de internamiento en un hospital psiquiátrico.
Ante los análisis y lo relatado, el juez federal Juan José Hernández Leyva concluyó que el Estado Mexicano debe rehusar la extradición de Kirill Olegovich Safrán, puesto que, de hacerlo, se le entregaría a una nación en la que serán vulnerados sus derechos humanos, “dado que existe la posibilidad, en un grado aproximado de certeza, de que será torturado y maltratado física y emocionalmente”.
A pesar de la opinión del juez, la SRE ordenó la extradición el pasado 14 de diciembre, decisión de la que Olegovich Safrán se enteró solo porque le practicaron unos exámenes médicos previos a su viaje. Hoy una suspensión de amparo, que se prevé sea resuelto este viernes, mantiene congelado su envío a la Federación Rusa.