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México SA

18 de marzo de 2024 07:41

Tanto que abomina al Estado y en los hechos la voluminosa fortuna de Ricardo Salinas Pliego proviene, en gran medida, del Estado: concesiones (telecomunicaciones, banca, minería, campo de golf), privatizaciones (Imevisión, que convirtió en TV Azteca, más el robo de Canal 40 sin que autoridad alguna lo incomodara), multimillonaria pauta publicitaria a lo largo de los gobiernos prianistas, rescate del Fobaproa, condonación de impuestos y mucho más… siempre, con recursos de su ogro.

Por ejemplo, en 1995 y con el Fobaproa a todo vapor, los gobiernícolas, como los llama, tuvieron la cortesía de rescatar a la banca reprivatizada por Carlos Salinas de Gortari y como parte de ese salvamento una de las empresas estrechamente ligadas a la familia de Ricardo Salinas Pliego entró en el paquete, toda vez que la mayoría de sus acciones estaba en poder de las instituciones bancarias; éstas aventaron la papa caliente al Estado, recuperaron sus créditos, la empresa quedó en manos del gobierno y lo demás fue decisión de la tecnocracia neoliberal (Ernesto Zedillo, Guillermo Ortiz y José Ángel Gurría, ahora responsable del plan de negocios de los titiriteros de Xóchitl).

Se trata de Salinas y Rocha, una empresa fundada por el bisabuelo de Salinas Pliego y que también funcionaba con abonos chiquitos: en la panza del Fobaproa dejó más de 4 mil millones de pesos (algo así como 500 millones de dólares al tipo de cambio de la época, 1995), mientras los cuatro bancos involucrados (Serfin, Bancomer, Santander Mexicano y Confía) rápidamente recuperaron los adeudos que dicho consorcio mantenía con ellos, pagados, desde luego, con recursos del Estado.

Cuatro años después, en marzo de 1999, Ricardo Salinas Pliego, por medio de Elektra, recompró Salinas y Rocha por cerca de 78 millones de dólares, es decir, apenas 15 por ciento de lo que el Estado pagó a los bancos (los 500 millones mencionados) por la deuda de esa empresa. Así, de un plumazo, sumó a su corporativo cerca de 100 tiendas. ¿Quién asumió la diferencia? El ogro del empresario de los abonos chiquitos y los intereses de agiotaje.

En agosto de 1999, La Jornada publicó el contenido de las actas del Subcomité de Recuperación del Fobaproa, y en una de ellas quedó asentado: el 20 de diciembre de 1997, Grupo Salinas y Rocha y subsidiarias restructuraron, por segunda ocasión, adeudos por 4 mil millones de pesos a fecha-valor del 31 de marzo de ese año. En la sesión número 8 se mencionó que el adeudo calculado para agosto de 1997 asciende a 4 mil millones de pesos. La administración de la empresa continúa a cargo de Salinas y Rocha mediante un contrato de administración, debido a que se ha considerado que ha sido aceptable.

Algo más: “Grupo Salinas y Rocha otorgó garantías por un monto de 2 mil 400 millones de pesos, divididas en dos fideicomisos de garantía sobre inmuebles y marcas, y tres hipotecas; pagó a los bancos con acciones de inmobiliarias y sus subsidiarias, cuyos activos suman aproximadamente mil millones de pesos. Asimismo, Grupo Salinas y Rocha celebra contratos de arrendamiento sobre tiendas departamentales (propiedad de los bancos) con rentas garantizadas. Los bancos capitalizan al grupo por un monto aproximado de 2 mil 200 millones, equivalentes a una participación de 80 por ciento en el capital social.

El consorcio ofreció en dación de pago inmuebles por un monto de mil 55 millones de pesos (cuatro centros comerciales y dos terrenos). El avalúo correspondiente lo realizó la empresa Bienes Raíces en Promoción del Centro, dueña de los terrenos ofrecidos en pago. En la sesión número 15, el subcomité autorizó la venta de los activos del Grupo Salinas y Rocha, por lo que también se autoriza proceder a la celebración del concurso para seleccionar el agente financiero que se encargará de su venta, que terminó siendo Deutsche Morgan Grenfell.

Y el citado Subcomité informó que el 4 de marzo de 1999, Grupo Elektra, propiedad de Ricardo Benjamín Salinas Pliego (bisnieto del fundador de la cadena Salinas y Rocha y accionista mayoritario de Tv Azteca) adquirió, por 77.9 millones de dólares, 94.3 por ciento de las acciones de este grupo comercial. Con ello, Elektra consiguió 98 tiendas (87 tradicionales y 11 departamentales) adicionales. A precio de ganga, claro, porque el Estado pagó el resto, y en esa ocasión el empresario nada dijo de los gobiernícolas.

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