Debido a que el “día cero”, el momento en que el agua sea insuficiente para abastecer las necesidades básicas de más de 20 millones de personas que habitan el Valle de México, parece estar cada vez más cerca, es necesario que el gobierno tome acciones que permitan el acceso constante al agua potable y de calidad, especialmente en las comunidades más pobres, señaló la Arquidiócesis Primada de México.
En el editorial del semanario católico Desde la fe, sostuvo que “las políticas públicas deben garantizar el desarrollo y mantenimiento de infraestructura en las zonas de escasez y tomar en cuenta factores externos como las cada vez más frecuentes sequías, derivadas del cambio climático”.
Agregó que “es importante invertir en tecnología que permita el correcto tratamiento de aguas residuales, así como la captación de agua de lluvia”.
Precisó que este no es un problema único de los gobiernos, pues hay una gran responsabilidad social, “que nos llama a todos, sin excepciones, a cuidar y hacer buen uso del agua. Cualquier estrategia para revertir la escasez pasa por la transformación de nuestros hábitos de consumo”.
“El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”, nos ha dicho el Papa Francisco, agregó.
Este recurso no solo se ha vuelto escaso: se ha convertido en el centro de disputas y desigualdades sociales, de acuerdo con el informe “No dejar a nadie atrás”, de la Organización de las Naciones Unidas, señaló.
Advirtió que la zona metropolitana del Valle de México ya vive cortes de agua forzados por la escasez en el sistema Lerma-Cutzamala que se encuentra a menos de la mitad de su capacidad y diversos estudios señalan que, en un futuro próximo, si no se hace algo para detenerla, “la escasez del agua podría traer consecuencias graves para la salud y forma de vida de las personas y comunidades, tanto urbanas como rurales y, por supuesto, una mayor desigualdad social y económica”.
Agregó que aunque el acceso al agua es un derecho humano, “desafortunadamente no todos gozan de él. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, la población que recibe el servicio diario de agua potable y saneamiento mejorado en la Ciudad de México es de 70.3 por ciento, mientras que para el Estado de México es del 48.4 por ciento. Este porcentaje se reduce a medida que nos acercamos a las periferias”.