Moscú. La votación para elegir presidente de Rusia durante tres días comenzó ayer sin que, en opinión de observadores, exista la más mínima duda de quién resultará ganador: Vladimir Putin.
El actual titular del Kremlin, coinciden, estará al frente de este país al menos hasta 2030, pues todavía puede aspirar a una relección más para seis años, de acuerdo con la reforma constitucional que en 2020 se hizo por y para él.
El problema para los operadores políticos, apuntan analistas, no es que Putin obtenga más de 80 por ciento de los votos con una participación superior a 70 por ciento del padrón, lo cual mejora los resultados de las anteriores presidenciales, sino que parezca que esa es la voluntad de la abrumadora mayoría de los rusos.
La oficina de la presidencia, desde donde se mueven los hilos del quehacer interno ruso, planificó alcanzar estas cifras, las hizo del dominio público y esta semana difundió tres encuestas financiadas por las propias autoridades.
La idea de celebrar estos comicios sin otra opción que asegurar la relección de Putin es, de acuerdo con lo que se comenta desde hace semanas, legitimar su política con un respaldo mayoritario de la sociedad, en particular en lo que respecta a un tema que, para la élite gobernante, no admite discusión: la operación militar especial
en Ucrania.
Putin no tiene rivales en las urnas, salvo tres diputados de la Duma –el ultranacionalista Leonid Slutsky, el comunista Nikolai Jaritonov y el liberal Vladislav Davankov– que, indican especialistas, cumplirán el papel de comparsas, apoyan todo lo que hace su contrincante desde la cúspide del poder y votaron en favor de las leyes represivas de los dos años recientes, según una tabla comparativa elaborada y difundida por el legislador municipal de San Petersburgo, Boris Vishnievsky.
Putin se presentó como independiente
, promovido por un grupo de ciudadanos
, mientras los partidos con representación en la Duma que postularon a sus candidatos no consideraron necesario mandar observadores a los colegios electores a lo largo del país, donde sehará el conteo inicial de votos y, según señalan los adversarios del Kremlin, se alterarían resultados. Tampoco hay observadores internacionales, sin contar a los invitados extranjeros
del gobierno ruso.
Por primera vez en unas presidenciales, en 29 regiones de la Federación Rusa,que equivalen a una tercera parte del electorado, se podrá ejercer el derecho al sufragio a través de Internet, con un sistema informático opaco que, de ser ciertas las numerosas quejas que se conocen, permite obligar a inscribirse en la votación electrónica y controlar el voto de empleados públicos, incluidos maestros, médicos y otras categorías cuyo salario depende del presupuesto federal.
En las cuatro regiones ucranias –Donietsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón– que se anexionó Rusia sin tener la totalidad de sus respectivos territorios, se abrió la votación una semana antes, en medio de los bombardeos y combates, y en algunos de estos lugares, denunció el portal noticioso Meduza, el padrón incluye a muchas personas más de las que viven ahí ahora, aunque los expertos consideran que el apoyo que recibirá ahí Putin es simbólico, pues aporta un porcentaje menor en el contexto del país.
En las boletas no hay ninguna alternativa a la política de Putin. Con su némesis, Aleksei Navalny, muerto en prisión, las figuras más destacadas de la oposición están en la cárcel o en el exilio. En el otro extremo del espectro político, también acabaron entre rejas algunos nacionalistas que criticaron la forma de combatir en Ucrania, como es el caso de Igor Guirkin, que pretendía ser postulado como rival de Putin en las urnas.
Los dos únicos aspirantes que se pronunciaron por la paz recibieron el veto de la Comisión Electoral Central. La joven periodista Yekaterina Dundtsova, hace tres meses, y el político Boris Nadezhdin, el mes pasado, ambos excluidos al anular por irregularida-des
las firmas de apoyo a su candidatura.
Quienes no están de acuerdo con la política del Kremlin no tienen ninguna posibilidad de influir en estos comicios y, por lo que puede verse en las redes sociales, se debaten entre tres posibilidades para expresar su inconformidad: la primera es quedarse en casa y no sufragar; la segunda, votar por cualquiera que no sea Putin; y la última, propuesta por el activista Maksim Reznik, y apoyada luego por Navalny y su equipo, es asistir a votar mañana a las 12 del mediodía para formar largas filas y mostrar que no se está solo.
Todo indica que las autoridades quieren amedrentar a los electores y minimizar esa protesta que se ha dado en llamar Mediodía contra Putin
al calificar de acción extremista
la sola presencia a esa hora en los colegios electorales. Asimismo, los gobernadores de muchas entidades de la federación organizaron a las 12 de la mañana del domingo actividades para celebrar el carnaval ortodoxo; en Kazán habrá un festival y en Yekaterimburgo una carrera de coches, por poner sólo tres ejemplos.
Es seguro que Vladimir Putin será elegido para un quinto período como presidente de Rusia, lo que extenderá un régimen de un cuarto de siglo, y ayudará potencialmente a su permanencia hasta 2036. Vía Graphic News