Ciudad de México. El cambio de sede del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino no menguó el ánimo de los asistentes a la Curva Cuatro del Autódromo Hermanos Rodríguez. Este espacio musical que ha sido clave en la creación de públicos, como termómetro de la coyuntura política en momentos electorales y inflexión del país, para levantar la voz a favor del zapatismo y por supuesto en el surgimiento de grupos musicales, comenzó a todo lo alto.
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La inauguración inició con SGT Papers, seguido de Out Control Army, prolongado con Chingadazo de Kung Fu, Wiplash Nash y Stilo, quienes iniciaron las hostilidades en los cinco escenario musicales del Vive Latino, que tuvieron una tímida caricia del respetable.
Los que llegaron para poner a caderear riquísimo al público fueron Los Cafres y sus coterráneos del Cono Sur La Vela Puerca no se quedó atrás y también hizo lo propio. También salió el grupo argentino No te Va a Gustar que aplicó todo el rigor de su nombre y sólo reunió a una relativa pequeña cantidad personas para la hora.
El primer gran momento de la tarde, cuando los rayos del Sol trataban de forma mas tersa a los fanáticos del Vive Latino, lo protagonizó Bratty, quien con su overol rojo rojo y en conjunción con su pelo del mismo color que parecía estar llamas, la sinaloense se rifó, entre otras canciones, con su díptico dialéctico Honey no estás y Quiero estar, que hizo las delicias de su aferrado público cantó a todo pulmón. A Bratty la precedió Insite y Lng-Sht.
En la Carpa Intolerante, el espacio para grupos emergentes futuros llena foros principales, se dio un enorme sobresalto con la presencia de La Bande Son Imaginarie, quienes con su estética salida de un mundo onírico, surreal y ecléctico de una mente atestada por la imaginación llevaron al público a un lugar intermedio entre el gozo y la ensoñación musical, quines por momentos parecieron disolverse en ambiente espectral del escenario.
Llegó el turno de Fito Páez, quien con su piano cantó Nadie puede vivir sin amor, Al lado del Camino, A rodar la vida, con un impresionante público peo al que sí se le vio fin, para los de la parte detrás pudieron ver a Fito en la pantalla cambiar/virar/metamofosearse del multicolor y chaqueta amarilla al blanco y negro y sepia, golpeando de manera indelicada las teclas enlazadas con los metales y las percusiones. Ya comenzaba el dominio de la penumbra y los seguidores de Páez, antes de que acabara su participación en el Vive Latino mostraron las luces de sus teléfonos celulares para festejar el agasajo musical que brindó el pianista. Al final el músico argentino se pasó de su tiempo y cuando iba a entonar una canción más le cortaron el sonido.