Tzintzuntzan, Mich. Más de 380 artistas de las diferentes regiones indígenas de Michoacán participaron en el espectáculo de luz, música, danza y color de la K´uinchekua, celebrada la noche de esté jueves en la planicie de las Yácatas –pirámides de lajas sobrepuestas- de lo que hace siglos la capital del reino purépecha.
Fue el inicio de la tercera edición de esta fiesta en los que tres mil invitados especiales fueron los pueblos originarios, principalmente familiares de los niños, jóvenes, mujeres y hombres que participaron en esta muestra cultural e histórica -no profesional- pero con una tradición ancestral que revive y recrea diferentes aspectos de lo que ha sido su vida cotidiana.
De este 15 al 17 de marzo se llevarán a cabo tres representaciones más, una vez que los boletos fueron distribuidos gratuitamente en línea a los solicitantes de todo el país, sobre todo en publicaciones turísticas.
Se presentó un breve video mapping sobre la visión cosmológica de la creación del pueblo purépecha, para llegar a Tzintzuntzan (tierra de colibríes), momentos después se presentó una exhibición del juego de pelota, donde dos equipos se disputaron el esférico de fuego.
De manera continua, solo con la guía de una voz en off aparecieron las danzas de los toritos de carnaval de la comunidad Jarácuaro; los viejos elegantes de Santa Fe de la Laguna; los danza pequeños danzantes pequeños de Sicuicho, acompañados de música en vivo de las distintas comunidades, en su mayoría purépechas, aunque también hubo presentaciones de artistas nahuas, mazahuas, otomíes y pirindas con los Tlahualiles de Sahuayo.
En el fondo del escenario se proyectaron imágenes de mariposas monarca y del volcán Paricutín, y se lanzaron juegos pirotécnicos que iluminaron el cielo oscuro de este pueblo indígena ubicado en la ribera del lago de Pátzcuaro, que también cada Noche de Muertos se iluminan con velas que se concentran el panteón y que es visitado por miles de personas.
Cocineras tradicionales
A la hora de la comida, frente al convento franciscano, construido hace poco menos de 500 años y en el que un tiempo estuvo al frente Vasco de Quiroga, sobre la calle del ayuntamiento de Tzintzunztan que desemboca a las Yácatas, se instalaron cocineras tradicionales que ofrecieron platillos como charales, uchepos, corundas, mole, gorditas, churipo, entre otras delicias.
Más tarde, en el atrio de los olivos del convento franciscano, maestros y alumnos de la escuela de música de Hihuatzio, ubicado en la reviera del lago de Pátzcuaro, ofrecieron un concierto de música tradicional. Luego el desfile de artistas participantes de la K´uinchekua sobre la avenida principal.
Luego vino la fiesta en la Yácatas, cuando apenas había oscurecido, continuó la Danza de los Moros de la comunidad de Zacán, los bailes del Valle de Apatzingán, la danza del Pescado Blanco y la danza de Los Viejitos de Jarácuaro. No faltaron los caballos bailadores ni las canciones representativa de esta entidad como Juan Colorado y Caminos de Michoacán.
