Roma. El secretario de Estado del Vaticano intentaba apaciguar la indignación provocada por la más reciente incursión diplomática del papa Francisco al insistir en declaraciones a la prensa que una condición principal para las negociaciones que pongan fin a la guerra en Ucrania es el fin de la agresión rusa, y que cualquier paz debe ser una “paz justa”.
El cardenal Pietro Parolin recorrió los medios solidarios italianos el mismo día que Kiev convocó al embajador de la Santa Sede para quejarse de la declaración de Francisco, de que Ucrania debe el “valor de la bandera blanca” para negociar el fin de la guerra.
Las declaraciones de Francisco a la emisora suiza RSI, grabada a principios de febrero, pero emitida el sábado pasado, suscitaron inmediatamente las críticas de Ucrania y sus aliados, a pesar de que la oficina de prensa del Vaticano intentó redirigir la atención hacia otras declaraciones en la misma entrevista, de que “la negociación nunca es una rendición”.
El alboroto obligó una vez más al cuerpo diplomático vaticano a allanar la manera de hablar informal e improvisada de Francisco y presentar una posición más acorde con la tradición de neutralidad diplomática de la Santa Sede.