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Seudocientíficos bien pagados

10 de marzo de 2024 00:01

El mundo de la ciencia, como así le han llamado, ha sido identificado como una actividad para gente exclusiva. Esta idea errónea ha propiciado el desinterés general por parte de la población estudiantil en todos sus niveles. Con excepción, por supuesto, de quienes han decidido entrar a ese mundo de sorpresas constantes y de retos fundamentales para la continuidad de la vida en el planeta.

Hace falta mantener los programas de estímulo para que, desde la más temprana edad, la población se interese en incursionar en ésta y otras áreas generadoras de conocimiento. Y, además, no sólo la población escolarizada, también aquella que no tuvo la oportunidad de dedicarse a la ciencia, pero que, con su práctica diaria, continúa aplicando técnicas para mejorar las áreas productivas, desde la agricultura, pasando por la siderurgia y la conservación de alimentos, hasta la construcción de artefactos de todo tipo, incluidos los espaciales.

No se puede olvidar que la ciencia y la prevención de enfermedades han tenido grandes éxitos que han salvado millones de vidas. La ciencia la puede ejercer cualquier persona. Aunque sí es conveniente hacer la siguiente observación: quienes lo hagan deben ser personas profundamente honestas, humanitarias y libres, ya que las metas y objetivos que se persiguen deben considerar el bien de la población y no someterse a los dudosos y oscuros intereses de quienes, a veces, pagan millones por obtener un producto altamente lucrativo.

Son innumerables las tareas y las metas por lograr. Necesitamos con urgencia aplicar todas las técnicas posibles para recuperar nuestro hábitat. Pero también una asignatura pendiente es el rescate del mundo de la ciencia como tal, al que debemos alejar del enorme lucro en el que se ha convertido en la mayoría de los casos.

Tenemos derecho a la ciencia. La mercadotecnia y la interminable especulación que generan multimillonarios negocios es en lo que la han convertido: una ciencia para el consumismo.

Hasta el momento, existe la idea generalizada de que la vida en el mundo de la ciencia debe ser altamente sacrificada y extenuante (sin faltar la bata blanca impecable de todos los días). Se cree que lo anterior es la cuota para obtener el reconocimiento y el presupuesto deseado y solicitado a las grandes empresas.

De los proyectos que son presentados al comienzo de cada ciclo, ya sea en las universidades, institutos o instancias de gobierno, tendrán éxito aquellos que coincidan con los intereses propios de las grandes corporaciones.

La disyuntiva para los magnates es, por ejemplo, obtener mayores ganancias o salvar vidas; obtener resultados positivos a corto plazo, pero con menos ganancias, o engañar con soluciones a medias y paliativos prolongados y costosos.

Por lo antes expuesto, consideramos que ha sido digna y certera la forma en la que María Elena Álvarez-Buylla Roces, doctora en ciencias, egresada de la UNAM y de otras universidades extranjeras, ha argumentado el motivo de su renuncia a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Como científica, con amplios y destacados trabajos y logros dentro de la teoría en el área de la genética y la ecología evolutiva del desarrollo, ha logrado ser reconocida como líder a nivel mundial.

Desde años atrás, han sido múltiples las demandas de profesionales de las ciencias sociales y de humanidades para la inclusión de proyectos de investigación científica de estas áreas. Con éxito, la doctora Álvarez-Buylla ha logrado integrarlas al mundo científico, ya que son disciplinas de gran importancia y utilidad.

Gracias a las gestiones y a la decidida actuación de la compañera directora del actual Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), el panorama de la ciencia mexicana será más amplio y el avance para un país, como lo necesitamos, más independiente y soberano, con mayores herramientas para la solidaridad nacional e internacional, pues la ciencia debe compartirse y no esconderse.

La historia de la ciencia en México es muy amplia y fructífera. Tenemos un gran patrimonio en las múltiples historias de hombres y mujeres que pusieron su existencia al servicio de la obtención del conocimiento.

Con la denuncia publicada, con motivo de su renuncia a la AMC, Álvarez-Buylla ha defendido la posición de muchos que nos hemos considerado integrantes del gremio científico y, cuyos proyectos, fueron motivo de represión y de despedidos.

La doctora y actual directora general del Conahcyt argumentó que su renuncia se debió a que la AMC es un organismo privado que ha sido “capturado por grupos de poder conservadores que han utilizado a dicha institución para golpear al actual gobierno con el propósito de defender intereses particulares so protexto de la promoción de la ciencia, anulando el interés público”.

Muchas gracias, doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces. La justicia tarda, pero llega. Nos congratulamos por haberse enfrentado al grupo nefasto de seudocientíficos muy bien pagados.

Enviamos nuestra solidaridad y condolencias a la familia de la querida Carmelita Gómez, camarada de gran nobleza, valiente, decidida e incansable militante revolucionaria de izquierda. Luchó hasta el final de sus días por liberar a nuestro país del mal gobierno priístapanista, que tanto sufrimiento nos ha ocasionado. Buen camino, Carmelita, a donde quiera que vayas.

[email protected]

@AntonioGershens



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