Ciudad de México. En el Día Internacional de la Mujer (8M), que se conmemora hoy, la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra, destacó que “vivimos históricamente un tiempo crucial”, en medio de un proceso “que cambiará definitivamente el rumbo de México y el papel de las mujeres en nuestra sociedad”.

Señaló que “nos encontramos en el umbral de una nueva era, en la que las mujeres no sólo seremos parte de fuerzas productivas, sino que también seremos quienes dirigiremos esta nación hacia horizontes que nuestras madres y abuelas imaginaron, que parecían imposibles”. En este sentido, reconoció que es gracias a ellas, a su lucha “tesonera” y a su participación decidida en la vida pública del país, que “están a punto de hacerse realidad. Hoy, estamos siendo parte de esta transformación y nos corresponde heredarla a nuestras hijas y nietas”.

Al inaugurar una jornada de actividades en conmemoración al 8M, también destacó que ninguna de las conquistas obtenidas por las mujeres ha sido fortuita. “Por el contrario, cada logro, cada derecho obtenido, están cimentados en la rebeldía de mujeres que hemos levantado la voz en contra de la opresión de los sistemas económico y político. Con valentía y determinación hemos desafiado las normas impuestas por la moralidad de cada época y hemos derribado los roles de género, que nos limitaban”.

Así, Piedra Ibarra recordó que durante muchos años “nos hemos enfrentado a la violencia política, y a una de sus manifestaciones, la violencia política en razón de género, por lo que el camino hacia la igualdad plena es hoy un desafío”.

Indicó que la posible llegada de una mujer a la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, ahora que hay dos candidatas, “no será la culminación de nuestra lucha, sino apenas el comienzo de una nueva etapa y eso nos obliga a estar atentas para que cambio en el poder signifique también la transformación radical de las instituciones del Estado, que nos permita combatir y erradicar todas y cada una de las formas de violencia, sobre todo aquellas que impiden el libre desarrollo de las mujeres en cada etapa de su vida”.

La presidenta de la CNDH también enfatizó que las mujeres que han, “y que hemos alcanzado puestos que inciden en la transformación de la vida pública”, tienen una responsabilidad única, el impulsar la conquista de nuevos terrenos y lograr que ninguna quede rezagada.

“Sobre todo, no podemos permitirnos ser complacientes con la normalización de la violencia, en cualquiera de las esferas del ámbito público o privado, en contra de otras mujeres o niñas, ni en contra de cualquier persona, y mucho menos, ser permisivos o permisivas en la peor de las violencias, la pobreza y la desigualdad, que atentan contra la dignidad y la integridad de toda persona humana”, sostuvo.

También señaló que es fundamental que la lucha sea inclusiva, “mujeres y hombres por igual, y no se discrimine a nadie por su identidad, apariencia, ideología o forma de pensar, ni por su condición económica o social, y tampoco por sus preferencias y orientaciones”.