Abuya. Fuerzas de seguridad nigerianas recorrieron extensas zonas boscosas del noreste de Nigeria este viernes en busca de casi 300 niños que fueron secuestrados de su escuela un día antes, el secuestro masivo más reciente por el que analistas y activistas resaltaron la falla de los servicios de inteligencia y a la lenta respuesta de las agencias de seguridad.
El secuestro de 287 niños en el estado de Kaduna, cerca de la capital de la nación de África Occidental, es uno de los mayores secuestros escolares en la década desde que el problema tomó importancia con el robo de niñas en la aldea de Chibok, en el estado de Borno. Analistas y activistas señalan que aún persisten las fallas de seguridad que permitieron ese secuestro masivo.
Las víctimas del ataque más reciente, entre ellas al menos 100 niños de 12 años o menos, fueron rodeadas y conducidas hacia un bosque justo cuando comenzaban el día escolar, indicaron habitantes de la localidad de Kuriga, ubicada a 89 kilómetros de la ciudad de Kaduna. Un hombre fue asesinado a tiros al intentar salvar a los estudiantes, informaron las autoridades escolares.
Cuando el gobernador de Kaduna, Uba Sani, y los funcionarios de seguridad se reunieron con los aldeanos agraviados el jueves, éstos suplicaron al gobernador que garantizara la liberación de los estudiantes y protegiera sus aldeas.
“Por favor, quédense y ayúdennos, por favor no nos dejen”, gritó una mujer al tiempo que el convoy del gobernador se alejaba a toda velocidad.
La escuela, que carece de vallas y está ubicada cerca de zonas boscosas que suelen ser aprovechadas como enclaves por grupos armados, estaba “rodeada desde todos los ángulos” por hombres armados montados en motocicletas que llegaron a la escuela poco después de las 8:00 de la mañana, de acuerdo con Joshua Madami, un líder juvenil de la zona.
Las fuerzas de seguridad no llegaron al lugar hasta varias horas después, criticaron los lugareños, lo que generó preocupación entre familias y analistas de que los hombres armados se hayan adentrado en el bosque con los niños.
Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de los ataques, pero los lugareños culparon a bandidos que perpetran asesinatos en masa frecuentes y secuestros para obtener pagos por su liberación en aldeas remotas de las regiones central y noroeste de Nigeria.