La tarea fundamental y decisiva del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido su política en favor de los excluidos. Pero su lucha contra la corrupción, su enorme faena material, y sus excelentes cuentas con la economía, serán también parte primordial de su legado a México y a los pobres siempre olvidados.
Es también la obra que entregará a su sucesora Claudia Sheinbaum. Nuevos y grandes proyectos le esperan a México a partir de octubre próximo. Se ha cumplido un ciclo luminoso para los de abajo, pero la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad continúan siendo realidades lacerantes para millones de mexicanos.
Es menester ineludible que México salga del atraso social en que lo dejó la dominación colonial de tres siglos, y sus sucesores de los siglos XIX, XX y casi dos décadas del siglo XXI. Las mayorías no dejarán que ese proceso se interrumpa; debe perdurar el tiempo que sea necesario hasta alcanzar niveles básicos de igualdad para todos. Uno de los indicadores duros de la realidad que vive cualquier sociedad es el de la esperanza media de vida al nacer de la población.
México ocupa el lugar número 13, en el mundo, por el tamaño de su economía, pero ocupa el lugar 62 por su esperanza media de vida. Es decir, en 2020 había 61 países con más alta esperanza de vida. En América Latina es la segunda mayor economía, pero el país con la esperanza de vida más alta es la pequeña Costa Rica. Le siguen en orden descendente, Chile, Uruguay, Perú, Panamá, Colombia, Ecuador, Argentina, Cuba, y aún la pequeñísima nación insular Antigua y Barbuda; México en el lugar 10.
Nueve países con una economía menor o muy menor, comparada con la de México, nos superan. La esperanza media de vida al nacer avanzó en este país desde 71 años en 1990 hasta llegar a 75 años en 2005; después cayó hasta llegar a 72 años en 2020. Una pérdida de tres años que será arduo corregir, para después continuar elevando el nivel de ese indicador sustantivo.
Además, los promedios para los años indicados son distintos regionalmente: el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) hizo un estudio que muestra que la esperanza de vida es sensiblemente más alta en el norte y en el centro del país que en el sur-sureste de México, donde vive cerca de un tercio de la población mexicana.
El nivel de ese indicador depende de los ingresos percibidos por las familias, de su acceso al agua, a la salud, a la educación, a la alimentación suficiente. También el hacinamiento en las viviendas, que en México es muy acentuado, lo impacta. En el sur-sureste todo es más pobre y más precario. Por tales severas circunstancias a México le es menester cerrar filas y eso harán las mayorías, para que las elecciones transiten y tengamos otro exitoso gobierno ahora con Claudia Sheinbaum.
Es necesario continuar ahora con un crecimiento económico más equilibrado territorialmente, para llevar más justicia social a los más vulnerables. Claudia Sheinbaum ha dicho numerosas veces que México es ahora un país de derechos, que deben ser cumplidos.
Nunca lo creyó así la oposición. Son derechos plenamente exigibles ante todas las autoridades del Estado, en todos sus niveles de gobierno. Los derechos fundamentales son: el derecho a un empleo y un salario suficiente para una vida digna; derecho a la protección social; a la vivienda, a la tierra, a la educación gratuita y de alta calidad en todos los niveles educativos, derecho a la salud, derecho a un medio ambiente saludable; al agua potable; a la alimentación.
Una disposicion engloba, además, ese conjunto de derechos: se trata de la definición del artículo tercero constitucional acerca del criterio que debe guiar la construcción de la democracia mexicana. Dice así la fracción 2, inciso a), de ese artículo que dispone: el criterio guía “será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.
Como es evidente, la bandera primordial del movimiento de la 4T, “por el bien de todos primero los pobres”, conecta directamente con la idea de democracia de la Constitución. El estado de bienestar que ha empezado a construir el régimen de la 4T requerirá de un tiempo prolongado para hacerse realidad. Deberá ser un Estado interventor, un agente activo presente en la vida económica y social hasta donde sea necesario para que los bienes que satisfacen los derechos sociales efectivamente lleguen a todos, pero en primer lugar a los más necesitados.
Claudia ha aludido públicamente a su propósito de avanzar en la construcción de ese estado de bienestar para mejorar sistemáticamente la vida de los mexicanos. Ella acaba de comprometerse con 100 puntos programáticos que guiarán los pasos para continuar cambiando el futuro de las mayorías. El 1º de octubre de 2024 la primera presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, asumirá el poder del gobierno de la República. La 4T gobierna y continuará gobernando.