Nueva York. Millones de votantes en 16 estados y un territorio estadunidense -así se llama para no ponerle etiqueta de colonia- participaron en elecciones internas de cada partido seleccionado dos candidatos que la gran mayoría de los estadunidenses no quieren: el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump.
Los resultados finales en algunos de los estados no serán dados a conocer hasta el miércoles, pero todo indica que Biden y Trump arrasarán en casi todos los concursos estatales en juego este llamado “súper martes”. Las elecciones internas de los dos partidos nacionales se realizaron en Alaska, Alabama, Arkansas, California, Colorado, Massachusetts, Maine, Minnesotta, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Virginia, Vermont y Iowa y el territorio de ¿Samoa Americana.
Las únicas derrotas al cierre de esta edición fueron Vermont para Trump -donde Nikki Haley, la única republicana aún en el concurso- ganó; y del lado demócrata, Biden sufrió una derrota en la micro-primaria de unos 100 votantes en Samoa Americana.
Trump festejó sus triunfos como una conquista “nunca antes vista” y “conclusiva”. Afirmó que “todos los problemas que tenemos hoy día no serían problemas” si él hubiese sido presidente. Y retornó a su retórica antimigrante, afirmando que “en algunas maneras, somos un país de tercer mundo -somos un país del tercer mundo en nuestras fronteras”. Biden, añadió, es “el peor presidente en la historia”.
Biden, igual que Trump, ya está girando hacia la elección general, y al festejar sus triunfos, arremetió contra el republicano advirtiendo que “los resultados de esta noche dejan a los estadunidenses con una decisión clara: vamos a proceder hacia adelante o permitiremos que Donald Trump nos arrastre hacia atrás al caos, división y oscuridad que definió su tiempo como presidente”.
Pero el día con el mayor número de elecciones internas de los dos partidos nacionales para candidatos presidenciales en el año, no tuvo suspenso. “No conozco un acto político que haya atraído más atención a pesar de ser tan poco relevante. La decisión ya se ha tomado”, declaró el veterano encuestador republicano Frank Luntz a The Guardian. “El Supermartes nunca ha importado menos”.
Esta fue la primera elección en estados como Carolina del Norte y Alabama donde nuevas medidas diseñadas para suprimir el voto estaban en efecto. Este concurso también está registrando un nuevo récord en gasto electoral y la organización Adimpact reportó que se invirtió un total de 65 millones de dólares en estas elecciones primarias; las más caras en Carolina del Norte, California y Alabama. El negocio de las elecciones en este país llegará a niveles sin precedente este año, pronostican expertos.
Según encuestas a pie de casilla, inmigración y la economía eran las principales preocupaciones en varios estados como Virginia y Carolina del Norte. Pero al parecer, el electorado que participó este martes está bastante confundido, con un 60 por ciento de votantes en Carolina del Norte, Carolina del Sur y Iowa indicando que no creen que Biden haya ganado la elección de 2020 (eso a pesar de nula evidencia y el hecho de que ha estado en la Casa Blanca durante los últimos tres años).
Pero, estas encuestas a pie de casilla, indican que el presidente más mentiroso de la historia sigue convenciendo a millones de que esta democracia no funciona si él no gana. Este martes, Trump le dijo a Biden: pórtate como hombre. “Lucha tus batallas tú mismo. No uses a fiscales y jueces para perseguir a tu opositor. Nuestro país es más grande que eso”. El ex presidente reiteraba así su mensaje de que Biden, cabeza de la “izquierda radical”, está usando las cortes para interferir en la elección y anular la candidatura de Trump.
El presidente del Comité Nacional del Partido Demócrata, Jaime Harrison declaró que “la elección de este año determinará el destino de nuestra democracia, determinará nuestras libertades, nuestros derechos fundamentales”. Este es el mensaje demócrata que se repetirá hasta noviembre: se tiene que votar por Biden para evitar que Trump regrese y destruya la democracia estadunidense.
Tal vez no es sorprendente que los votantes estén confundidos y alarmados dado que Biden y Trump repiten que si el otro gana eso marcará el fin de la democracia en Estados Unidos. “Creo que ésta podría ser la última elección realizada en Estados Unidos”, comentó un votante demócrata a La Jornada al expresar su preocupación de un posible triunfo de Trump. Un votante republicano indicó a La Jornada estar preocupado de que si gana Biden, “habrá una guerra civil” en Estados Unidos.
Aún así, las encuestas nacionales siguen registrando que éste es un concurso entre dos candidatos impopulares. Mayorías en los sondeos continúan reprobando al presidente y a su contrincante, y no sólo eso, sino que estas mayorías también tienen serias dudas sobre la salud mental de ambos.
Pero había un grupo de votantes que rompió con la narrativa de la contienda entre estos dos candidatos. La campaña instando a que participantes en las elecciones internas del Partido Demócrata votaran “no comprometido” como expresión de protesta contra las políticas de Biden en apoyo de la guerra de Israel en Palestina, se manifestó con decenas de miles de votos en varios estados.
Hubo momentos de ciencia ficción este día. Por ejemplo, en Carolina del Norte, el vicegobernador republicano quien esta noche triunfó como candidato a la gubernatura de su partido, cree que la música de Beyoncé es “satánica”, que la misión a la luna de 1969 podría haber sido “fake” y que existe una clase gobernante clandestina de reptiles que lleva a todos al fin del mundo.
Los migrantes y la frontera con México siguen al centro de la contienda, y Trump parece no tener límite en llevar su retórica antimigrante a extremos casi cómicos, incluyendo compararlos con caníbales. Esta semana, Trump, en entrevista con un medio derechista el lunes, declaró que los inmigrantes que están llegando provienen “en muchos casos de cárceles, instituciones mentales, manicomios…. Sabes, tipo Silencio de los Inocentes. Hannibal Lecter…. No los queremos en este país”. Hannibal Lecter es el asesino serial y caníbal ficticio de la famosa película. Aparentemente Trump no ha visto la película porque Lecter no es inmigrante, sino un estadunidense blanco.