Lo más peligroso de la oposición de derecha, PRI, PAN y lo que queda del PRD, es que a falta de un programa de gobierno y sabedores de que su triunfo es casi imposible, se convertirán, y eso debe saberlo la gente, en un muro que impida la gobernanza.
No se necesita ser adivino para tener en claro que el camino para Claudia Sheinbaum será difícil; por eso es tan importante que tenga los votos suficientes en las cámaras. La transformación en buena parte está en las iniciativas de ley que pudieran aprobarse, y eso no debe pasar inadvertido para la candidata.
Por eso, y porque no podemos dejar de lado que sólo las leyes podrán tumbar el imperio de la Corte para crear un estado de justicia, es que resulta imperativo que en las entidades del país se ganen las posiciones que pueden forjar la transformación.
El asunto es que eso se ve difícil. Los errores cometidos por Morena al decidir quien los representa tendrán costos altísimos, costos que en muchas ocasiones sólo se pagan con la inmovilidad del gobierno o con el sufrimiento del pueblo que, sin duda, toma venganza en las urnas.
Por eso se dice que no parece factible que Morena logre tener la mayoría necesaria en el Congreso, y eso anuncia que el panismo, principalmente, tratará de impedir que se gobierne en favor de todos.
La oposición panista, fundamentalmente, tiene como plan a futuro la destrucción. Lo único que puede ofrecer es el imperio de la corrupción, la política como negocio, nada más. Por ello, su opción única es tratar de menoscabar la labor de la Presidencia de la República y el prestigio de Sheinbaum.
Al término de esta administración México no será el mismo que estaba dominado por el neoliberalismo. La inversión pública, en lugar de ir a las cuentas bancarias de los funcionarios o de algunos malos agentes de la iniciativa privada, se ha convertido en trenes, carreteras, aeropuertos, escuelas y hospitales, en ayudas económicas que han logrado devolver la dignidad, por ejemplo, a los ancianos, y un respiro a las madres solteras, entre otras muchas cosas.
Aunque Claudia ha logrado construir un plan de trabajo en el que no se requiera la aprobación de las cámaras a casi plenitud, se debe tener en cuenta que desde la Suprema Corte se pueden impedir muchas acciones, las de fondo, principalmente. Y es que en el imperio de la SCJN sobrevive el neoliberalismo.
Poner en manos de la gente la información que acredite la destrucción sistemática que se propone la oposición a las posibilidades de mejorar al país, deben ser parte de la conciencia cívica de todos.
Por todo ello debe crearse, desde ya, un sistema de denuncia que señale los planes del panismo. La destrucción que entraña el partido de los azules va en contra de todos, no sólo de López Obrador, Claudia Sheinbaum o Morena, va en contra de todos. Qué no se nos olvide.
De pasadita
Insistimos: ¿Qué pasó en Nuevo León? ¿Por qué anularon la alianza de oposición? ¿Lo que descubrieron las autoridades electorales es que el PAN traicionó a su militancia?
Aunque no sería raro, porque ese organismo hace rato que se despegó de sus bases, resulta ejemplar que hayan convertido a la política en un negocio carente de sentido social, donde todo se vende y todo se compra.
De todas formas, hay que tener cuidado porque en ese partido son expertos en convertirse en víctimas y, a eso, sacarle el jugo necesario. Los ejemplos sobran.
Por lo pronto, el INE debería iniciar una investigación muy seria sobre lo sucedido. Si la cúpula azul está sola, sin militancia, el organismo está tronado. ¿Verdad que hace falta una reforma política?