Los paisanos no dejan de apoyar a sus familias, a la economía mexicana y a su patria, con todo y la xenofobia, el racismo y las enfermas amenazas del gobierno estadunidense, de algunos gobernadores esquizoides, como el texano Greg Abbott, de legisladores de pésima calaña y de los aspirantes a repetir en la Casa Blanca (Joe Biden) o a regresar a ella (Donald Trump), quienes de forma por demás vil utilizan el tema migratorio con fines electorales. Pero, en los hechos, ¿qué pasaría en la economía del vecino del norte si cumplieran con aquello de regresarlos a todos
los mexicanos?
De entrada, el Banco de México informa que “las remesas sumaron 4 mil 575 millones de dólares en enero de 2024, dato que no sólo representó un avance de 3.1 por ciento frente a igual periodo del año pasado, sino que es el mayor monto para un primer mes desde que inició el registro. Pese a lo anterior, los envíos de dinero que hacen los mexicanos que viven en el extranjero –especialmente en Estados Unidos– observaron un descenso de 1.8 por ciento frente a diciembre de 2023. En promedio, cada envío ascendió a 389 dólares, un aumento de 3.9 por ciento comparado con enero de 2023” ( La Jornada, Alejandro Alegría).
Como bien lo señala David Brooks, corresponsal de La Jornada en el vecino del norte, con el duelo electoral entre Joe Biden y su probable contrincante republicano Donald Trump trasladado el jueves pasado a dos puntos diferentes de la frontera de Texas con México, queda claro que el tema de control fronterizo será uno de los principales campos de batalla de esta elección. Esto marca un triunfo republicano al obligar a los demócratas a ponerse la defensiva sobre el tema, el mismo que fue central en la primera campaña exitosa de Trump en 2016 y quien ahora repite el guion. Con la visita dual, quedó claro que los republicanos ahora tienen una narrativa de que el problema de la frontera sur es que Biden ha sido demasiado deferente con México y no está obligando al mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a reimponer medidas como Quédate en México como lo hizo Trump
.
Pero, más allá de las bravatas y el alud de tonterías que cotidianamente dicen los políticos gringos, ¿qué pasaría en la economía gringa si corren
a todos los mexicanos? En días pasados, la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, hizo pública una suerte de radiografía
sobre la presencia, participación y peso específico de la comunidad mexicana en Estados unidos, cuya información tira al suelo los enfermos comentarios de esos políticos.
La canciller mexicana detalló que en Estados Unidos viven 37.3 millones de mexicanos, de los cuales 26.7 millones son mexicanos de segunda y tercera generación; 10.6 millones nacidos en México y 5.3 millones de mexicanos indocumentados. Si se suma ese universo con quienes permanecen en territorio nacional, entonces los mexicanos en ambas naciones suman alrededor de 163 millones.
Solo los que viven en Estados Unidos equivaldrían al quinto país más numerosos de América Latina y el Caribe, solo por abajo de Brasil, del propio México, Colombia y Argentina. Y la comunidad mexicana en el vecino del norte se concentra fundamentalmente en dos estados: California, con 36 por ciento del total, y Texas, con 22 por ciento.
La campaña en contra de nuestros paisanos en Estados Unidos, de larga data, nunca ha reconocido los enormes aporte que hacen a la economía estadunidense. Alicia Bárcena detalló: el ingreso de los mexicanos contribuye con 324 mil 800 millones de dólares en impuestos para el erario estadunidense. Envían remesas por más de 63 mil millones, pero el resto de su ingreso lo gastan en el vecino del norte.
Lo anterior quiere decir que cada mexicano en Estados Unidos paga 1.38 dólares en impuestos que se comparan con los 69 centavos que paga un estadunidense, Los paisanos contribuyen mucho más (dos tantos), incluso para mantener el gobierno, anotó la canciller.
No puede dejarse de lado que siete de cada 10 trabajadores agrícolas en Estados Unidos son de origen mexicano. Por eso, cuando dicen que los van a mandar a todos de regreso, entonces la pregunta obligada es ¿quién les va a trabajar el campo de aquel país?, sin olvidar su aportación invaluable a otros sectores esenciales económicos (servicios, construcción), a pesar de no necesariamente contar con estatus migratorio regular.
Las rebanadas del pastel
Solo una mente podrida y deleznable como la de Benjamin Netanyahu puede ordenar y celebrar la masacre de 112 palestinos cuyo pecado fue recibir alimentos. Indignante.
Twitter: @cafevega