potenciena los alicaídos, repitan el esquema del miedo y el odio que en términos propagandísticos instalaron en 2006 y apuesten a un conflicto con pretensiones de anular los comicios próximos.
Xóchitl Gálvez se confirmó como jocosa figura de ocurrencias pegachicles movida por el representante del Grupo Calderón-Zavala: Max Cortázar, especialista en propaganda sucia, cuya inserción como coordinador de comunicación social de la difusa candidata hidalguense ha significado la adopción de las estrategias de guerra política, electoral y mediática del ex panista ahora autoexiliado en España (desde donde, además, teje y ofrece redes de apoyo
a Xóchitl de la ultraderecha de ese país y de Latinoamérica).
Santiago Taboada, el inmobiliario candidato pripanista a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, acaba de anunciar sus nuevas contrataciones de calderonismo militante: Javier Lozano Alarcón, quien fue secretario del Trabajo; Ernesto Cordero, quien fue secretario de Hacienda con Calderón y su delfín para la sucesión (aunque derrotados de manera pírrica por Josefina Vázquez Mota) y Roberto Gil Zuarth, quien fue secretario particular del citado Felipe.
También en Movimiento Ciudadano hay cosecha FelYMar, pues el difuminado Jorge Álvarez Máynez ha nombrado coordinador político de lo que viene manejando como campaña electoral, a iniciar formalmente este viernes, a Juan Ignacio Zavala Gutiérrez, sobrino de Margarita Zavala Gómez del Campo.
Juan Ignacio ha sido secretario general del comité nacional de MC y es candidato a diputado federal. Ya se verán cuántas de estas inserciones de cara a los comicios de junio se mantienen en las opciones escogidas ahora, si es que luego de estas elecciones el felimargarismo decide ir por segunda ocasión en busca de crear un nuevo partido, con orientación más cargada al extremo derecho que Acción Nacional.
Por cierto: el presidente López Obrador reiteró ayer su entender de que en México no existe la polarización (política, ideológica y electoral), porque hay la suficiente unidad en el pueblo
. Además, porque la polarización es, entiendo, cuando la mitad está a favor y la mitad está en contra, pero no está así afortunadamente; la mayoría de los mexicanos quieren que siga el progreso con justicia y que continúe la paz
(https://goo.su/S2JYXUh).
La polarización política no significa la existencia de dos mitades como tales, sino la orientación de opiniones, actitudes y ánimos hacia dos polos, sin que sea necesaria la simetría. La existencia de una polarización política es detectable en cuanto produce tales desacuerdos (entre mayorías y minorías), tan aferrados e irresolubles a corto y mediano plazos que impiden la realización de acuerdos y convergencias para emprender reformas profundas o trazar políticas de convergencia.
Dicha polarización lleva a los extremos, potencia la desmesura y la agresividad retórica que puede desembocar en lo físico y suele tardar más en disolverse que en originarse. ¿Les suena? A esta columna le parece que México vive en una polarización política desde 2006, a partir del fraude electoral calderonista.
Y, mientras Pío López Obrador le ha ofrecido a Carlos Loret de Mola una extraña oportunidad de triunfo judicial y mediático, al dar continuidad procesal al delicado expediente de los sobres amarillos entregados por David León Romero, operador de prensa y relaciones públicas del entonces gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, ¡hasta mañana, recordando lo dicho en agosto de 2020 por AMLO: Estos recursos, como se habla en el video, se utilizaban para la gasolina, para el apoyo de quienes trabajaban en la organización del movimiento y, como él mismo lo afirma, David León, contribuía de esa manera, consiguiendo esos fondos, como ayudaron muchos mexicanos
(https://goo.su/Ikj2)!
Facebook: Julio Astillero