Madrid. El ex ministro de Transportes y ex secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Ábalos, está en el corazón de la presunta trama de corrupción y pago de “comisiones” ilegales (mordidas) que ha fracturado al Grupo Parlamentario socialista y ha hecho saltar las alarmas al Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez. Ábalos, en una comparecencia de prensa en el Congreso de los Diputados, anunció que mantendrá su escaño como diputado a pesar de que la dirección de su formación política le había exigido su dimisión, con lo que a partir de ahora pasará a formar parte del Grupo Mixto y el PSOE tendrá 120 en lugar de 121 diputados.
El origen de la presunta trama está en el que fuera mano derecha de Ábalos: Koldo García, un militante del PSOE de Navarra y que llegó al partido de la mano del actual secretario de Organización, Santos Cerdán, y del propio Pedro Sánchez, quien le encomendó en su día en vigilar durante toda la noche los avales que había reunido para concurrir como candidato a la secretaría general del partido. Según una investigación de la Guardia Civil español, bajo órdenes de un juez y de la Fiscalía Anticorrupción, Koldo García fue el hombre clave para concesión de contratos millonarios para la compra de mascarillas durante la época más difícil de la pandemia del Covid-19, en los que se presume se pagaron comisiones ilegales millonarias. Se calcula que la suma de los contratos totales, que suponían alrededor de 53 millones de euros, únicamente el 13 por ciento se destinó a la compra del material sanitario y el resto del dinero se fue quedando entre los políticos y empresarios presuntamente corruptos.
En los contratos también participaron de forma activa el actual ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el ex ministro de Sanidad y hoy máximo líder del Partido Socialista de Cataluña (PSC), Salvador Illa, el ex presidente de las Islas Canarias, Ángel Víctor Torres (hoy ministro de Administraciones Públicas) y la ex presidenta de las Islas Baleares, Francina Armengol, hoy presidenta del Congreso de los Diputados. Todos ellos militantes o altos dirigentes socialistas.
El PSOE exigió la víspera a Ábalos la renuncia al escaño y la entrega al partido de su acta de diputado, pero el ex ministro socialista decidió enfrentarse a todo el aparato del partido, que ya le anunció que iniciarían ya los trámites para su expulsión. Ábalos fue el hombre de mayor confianza de Pedro Sánchez en su camino a asumir el liderazgo del PSOE, además de haber sido el responsable de tomar el control de la formación política en unos años turbulentos y de fractura. Y ahora, con este divorcio entre ambos frente a todo el país, desde el gobierno y el partido impera el nerviosismo y la alarma ante una crisis, la más grave de los últimos años, que podría tener consecuencias imprevisibles.