Ciudad de México. Dado que los inversionistas se han visto forzados a modificar sustancialmente sus expectativas que mantenían sobre la evolución de las tasas de interés, como consecuencia de la solidez del mercado laboral y una inflación que baja a menor ritmo que en 2023, el dólar operó débil en el arranque de la última semana de febrero y el peso mexicano se apreció 0.18 por ciento.
La moneda mexicana cerró en 17.0894 unidades por dólar spot (al mayoreo), lo que representó una ganancia de 3.11 centavos ante la divisa estadunidense con respecto al cierre del viernes.
A finales de semana se espera el gasto de consumo personal (PCE) de Estados Unidos, el cual ha caído desde un máximo del 4.5 por ciento anualizado a finales de 2021 al 2.8 por ciento actual. Y es que alcanzar el 2.3-2.6 por ciento a mediados de año respaldara los recortes en junio.
Y es que esperan que en la reunión de marzo, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos mantenga la tasa entre 5.25-5.50 por ciento.
Los mercados estadunidenses se tomaron un respiro el lunes después de cerrar una semana vertiginosa en máximos históricos mientras los inversionistas se preparaban para una inminente actualización de la inflación que podría poner a prueba ese repunte.
El Dow Jones cerró con una caída del 0.16 por ciento, a 39 mil 69.23 puntos; mientras que el S&P 500 cayó 0.38 por ciento, a 5 mil 69.53 puntos, tras alcanzar nuevos máximos de cierre la semana pasada. El Nasdaq cedió 0.13 por ciento, a 15 mil 976.25 enteros, tras una semana estelar para las acciones tecnológicas.
Los nuevos datos de inflación que se publicarán en los próximos días pondrán a prueba la capacidad de permanencia del repunte que siguió a los resultados de Nvidia (NVDA). Un informe del IPC mejor de lo esperado asustó al mercado y provocó una venta masiva de acciones a principios de febrero, y los inversionistas ya están sopesando las posibilidades de una sorpresa en la lectura del índice PCE.
El retraso previsto en las rebajas de tasas consolida la última escalada en los intereses de la deuda. La rentabilidad exigida al bono estadunidense a 10 años se mantiene por encima del 4.20 por ciento (4.28 por ciento).
Por su parte, el precio del petróleo, que puso freno a sus recientes subidas en el arranque de la sesión, terminó dándole la vuelta. El barril de Brent subió 1.16 por ciento, a 81.74 dólares, una alza de 1.16 por ciento, a medida que se afianza la expectativa de un retraso del descenso de tasas, pero se teme de una interrupción del comercio marítimo. El barril tipo West Texas, de referencia en Estados Unidos, se sitúa en el entorno de los 77.61 dólares.