¿Magna obra por qué? Porque se trata de un ambicioso y riguroso trabajo colectivo de especialistas nacionales y extranjeros identificados con el tema de Zacatecas, que abarca desde los tiempos de los tiempos prehispánicos en una Mesoamérica ampliada y realista, la etapa del Virreinato y sus diversas aristas, el siglo XIX, porfiriato, revolución y nuevas instituciones, y el periodo de 1940 a 1990. Todo ello concebido, coordinado y dirigido por el historiador zacatecano Jesús Flores Olague y la comprometida labor de la también doctora en historia Mercedes de Vega.
Se trata pues de una obra rigurosa y lúdica a la vez, con una exposición accesible y amena, un valioso material informativo y bibliográfico, temas musicales de época y una sección de recursos educativos de enorme utilidad para maestros y alumnos de educación básica, ya que ofrece infografías, cuadros sinópticos y mapas conceptuales y mentales que facilitan el acercamiento de la obra.
Mención especial merece el apartado Ágora que permite participar al usuario para enriquecer el contenido de la glosa, compartiendo conocimientos, comentarios, documentos y todo aquello que contribuya a acercarse a la evolución histórica de Zacatecas, lo que dará dinamismo e interacción a la obra, convirtiéndola en un archivo con vida propia. ¿Cómo se accede a esta valiosa joya historiográfica? Por lo pronto, desde el WhatsApp simplemente se escribe la liga https://glosa-historica.culturazac.gob.mx/ y con un clic se tiene a disposición, sin costo alguno, el vasto panorama histórico de Zacatecas y sus pobladores. No hay otro estado de la República que cuente con tamaño tesoro digital.
Con este gesto, el gobierno estatal y el Instituto de Cultura Ramón López Velarde honran la cultura del mundo, al enorme poeta jerezano y a un increíble enciclopedista zacatecano y su espléndido equipo de investigadores.
¿Y de toros? Ah sí, esta columna se ocupa de los vaivenes incorregibles de la fiesta de los toros en un país llamado México, cuyos taurinos y autoridades no han sabido o querido recuperar el buen camino de una tradición que en otros tiempos engrandeció y enorgulleció a amplios sectores de la población, precisamente porque fue una manifestación de cultura e idiosincrasia mexicanas y una de sus más elocuentes expresiones identitarias. Un modo de sentir diferente, pues.
Un humanismo simplón intenta prohibir hoy esa tradición mexicana de 498 años con el pretexto del maltrato animal al toro de lidia y se siente empoderado con la debilidad de sus argumentos y la torpeza de promotores limitados. De eso y más platicamos con los inteligentes miembros del Círculo Taurino Zacatecano que preside el entusiasta aficionado Rafael Rojas.