Si bien durante la Revolución las mujeres jugaron roles muy importantes, fue hasta 1953 cuando obtuvieron el derecho al voto gracias a las reformas impulsadaspor el presidente Adolfo Ruiz Cortines. Este hecho marcó el inicio de un lento progreso hacia una mayor participación en la esfera política. Sin embargo, tuvieron que pasar más de 20 años para que una fuera elegida como gobernadora. Esto ocurrió por primera vez con Griselda Álvarez Ponce de León en Colima en 1979. A ella le siguieron Beatriz Paredes, en Tlaxcala; Dulce María Sauri, en Yucatán; Rosario Robles, en el Distrito Federal; Amalia García, en Zacatecas; Ivonne Ortega, en Yucatán; Claudia Pavlovich, en Sonora, y Claudia Sheinbaum, en la Ciudad de México. Actualmente nueve encabezan una entidad: Teresa Jiménez, en Aguascalientes; Marina del Pilar, en Baja California; Layda Sánsores, en Campeche; Indira Vizcaíno, en Colima; Mara Lezama, en Quintana Roo; Maru Campos, en Chihuahua; Evelyn Salgado, en Guerrero, y Lorena Cuéllar, en Tlaxcala.
Para llegar a este punto de participación política de las mujeres, tuvieron que debilitarse los prejuicios machistas y modificarse leyes para incluir cuotas de género. Dichas acciones han sido cruciales para aumentar la representación femenina en la política. Estas leyes exigen que una proporción significativa de candidatos de los partidos sean mujeres, lo cual ha resultado en un incremento notable de las que son electas.
Falta por ver cristalizado que una de ellas ocupe la Presidencia de la República y así acercarnos hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. Si en la próxima elección una mujer ocupa la primera magistratura, significará que se han debilitado los prejuicios machistas, sino lo que importará será la capacidad y tenacidad para poder gobernar un país tan complejo como México.