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Tommaso Pestelli realiza obras artesanales en un local cercano al que tuvo su familia por más de un siglo, pero sus colegas han sido desplazados por la masiva oferta de alquileres. Foto Afp
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Afp
25 de febrero de 2024 10:04
Tommaso Pestelli se quedó sin su taller de orfebrería en Florencia para dar lugar a un hotel de lujo, la enésima víctima del turismo de masas en la Toscana que, según numerosos activistas, está en peligro de perder su alma.

El mes pasado se intensificaron los exhortos para adoptar medidas urgentes a fin de proteger su centro histórico, sobre todo tras las sorprendentes declaraciones de la directora de la prestigiosa Galería de la Academia, hogar del David de Miguel Ángel, en las que estimaba que la ciudad se convirtió en una prostituta.

Millón y medio de turistas visitaron esta joya italiana del arte y la arquitectura en el verano de 2023, un 6.6 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. En su centro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cada vez son más las tiendas y los edificios residenciales que se reconvierten en negocios de comida rápida y apartamentos de alquiler turístico.

Estamos abiertos desde 1908. Si se deshacen de nosotros y de muchos otros se llevan una parte del alma de la ciudad, afirma Pestelli, hijo, nieto y bisnieto de orfebres. Este artesano de 55 años consiguió abrir otro pequeño taller cerca del original, pero otros compañeros no tuvieron esa suerte.

El precio de los alquileres residenciales subió 42 por ciento entre 2016 y 2023. El número de apartamentos en Airbnb pasó de 6 mil a casi 15 mil, según las cifras oficiales. Incluso en febrero, en teoría temporada baja para el turismo en Europa, los visitantes hacen fila ante la catedral y se apiñan frente al David.

Para Elena Bellini, comerciante de 47 años que vende obras de artistas locales, la partida de vecinos no sólo mata a fuego lento el barrio, también provoca un aumento de la delincuencia, sobre todo los robos. Florencia se muere.

Los habitantes de Venecia y de otros destinos populares como la franja litoral de Cinque Terre, en el noroeste de Italia, también se ven acosados por alquileres astronómicos y la invasión de locales turísticos y de tiendas de recuerdos.

La ciudad de los canales está probando un sistema de entradas que hace pagar acceso a los visitantes que quieran pasar un día en la localidad durante la temporada alta. En Florencia, su concejo municipal lanzó una campaña para atraer turistas lejos del centro.

El número de visitantes en pueblos, castillos y abadías de los alrededores subió 4.5 por ciento en enero y el de senderistas que se aventuran a recorrer la Vía de los Dioses, entre Bolonia y Florencia, a través de los Apeninos, aumentó 22 por ciento en 2023.

Una decena de artesanos están por ser expulsados de sus talleres en un edificio cercano al Ponte Vecchio por un proyecto de desarrollo turístico. La tradición florentina de la orfebrería está desmoronándose bastante rápido, lamenta Pestelli.

Gabriele Maselli, presidente de la Asociación de Negocios Históricos de Florencia, sentencia: Si una empresa se ve forzada a cerrar, toda la cadena de producción queda afectada. Es un mundo que cierra, que desaparece para siempre.

 

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