Ciudad de México. Ante el actual proceso electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) llamó a los mexicanos a actuar en defensa de la democracia y a rechazar el discurso de odio, “que se alimenta de la ambición de quienes pretenden ganar una elección al costo que sea, y piensan, erróneamente, que pueden manipular, desviar o influir en la decisión electiva del pueblo”.
En un pronunciamiento, advirtió que en el actual proceso electoral “se está pretendiendo repetir escenarios como los vividos en 2006 y 2012, y lo peor es que aun cuando no existen actualmente condiciones objetivas, políticas, sociales o culturales reales para que se corra el riesgo de estar ante una elección de Estado -como sí se tuvo en esos años-, se esgrime hoy irresponsablemente la narrativa de que puede haber un ‘fraude electoral’ como los que hubo en el pasado, narrativa que sólo busca exacerbar los ánimos, confundir y abonar a una estrategia, en provecho de quienes lo que menos quieren es la democracia, y ya lo demostraron, en 2006 y en 2012 precisamente”.
Pidió que no se enrarezca este proceso “con propaganda negra y expresiones descalificatorias o denigrantes que incluso, ni siquiera admiten réplica, mismas que, ya está visto, mucho daño hacen al ejercicio del derecho a la democracia”.
La CNDH, que encabeza Rosario Piedra Ibarra, se refirió también a lo expuesto por la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, quien dijo que el proceso electoral “marcha, y marcha bien. El INE realiza su tarea en tiempo y forma, y en los próximos días intensificaremos los trabajos para lograr una elección exitosamente”.
La comisión llamó la atención sobre el ambiente “que implica actuaciones y expresiones en general, por parte de algunos opinadores y actores políticos, que hemos visto en el marco de las precampañas y el período de intercampañas, contradictorias de una competencia democrática”, por lo cual invitó a la reflexión, y a la actuación de todos aquellos que tienen una responsabilidad en la organización y el desarrollo del proceso electoral, “a efecto de tomar las medidas pertinentes y sobre todo oportunas, para evitar que sea ese el signo que caracterice las campañas”.
Expresó también que estará atenta para observar y señalar cualquier desviación o perversión de su ejercicio, que lo ponga en riesgo.
Invitó a todos los agentes sociales y políticos que intervienen en el debate público “a erradicar completamente de su narrativa cualquier manifestación de violencia política, que ha marcado nuestra historia y persiste en la actualidad, transformada en sutiles y sofisticadas formas, manifestaciones y ambientes inducidos, por lo que es obligación y responsabilidad de todas y todos abonar a la construcción de una cultura de la competencia y del debate, a la altura de lo que merece el pueblo de México”.
La CNDH señaló que llama la atención, sobre todo, “la normalización en el discurso de ciertos partidos y ciertas personas candidatas, de la violencia política y su adopción como estrategia y como recurso para posicionarse, patente en mensajes y pronunciamientos públicos que, fincados en la base del escándalo y la descalificación del adversario, incluso recurriendo a medios y organismos extranjeros, buscan llamar la atención, desviándola de lo que sería deseable defina las campañas y la contienda política: la lucha de las ideas y el contraste de las trayectorias personales y las propuestas programáticas”.
Subrayó que la madurez de los mexicanos, sumada a la democracia efectiva que vive el país, “garantizan una elección cuya resolución está únicamente en manos de las y los votantes, como pocas veces antes en nuestra historia. También en manos de las y los mexicanos está el no permitir que se le vulnere o se le ensucie con campañas negras”.
Exhortó a las instituciones electorales, medios de comunicación, partidos, actores sociales y políticos, y a la ciudadanía en general, para evitar contribuir, incitar, reproducir, obviar o admitir conductas que legitimen y sigan perpetuando la vulneración del derecho a la democracia y, por ende, la violencia política como medio para acceder al poder en México.