La deuda mundial aumentó en más de 15 billones de dólares en 2023, alcanzando un nuevo récord de 313 billones, impulsada en su mayoría por economías de ingreso alto, sobre todo Estados Unidos, Francia y Alemania.
En los mercados emergentes, la acumulación de deuda se concentró principalmente en China, India y Brasil. Y los los gobiernos fueron los que más incrementaron su endeudamiento, seguidos por las empresas no financieras, destacó el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por su sigla en inglés)
En México de un año a otro se reacomodó el balance de deudores; los hogares y el gobierno incrementaron su participación, mientras las empresas y el sector financiero al redujeron. En suma el endeudamiento total del país como proporción de su producto interno bruto (PIB) pasó de 84.8 en 2022 a 82.2 por ciento el año pasado.
En los hogares la participación pasó de 15.2 a 16.1 por ciento del PIB; en el gobierno de 37.7 a 38.6 por ciento; y en las empresas cayó de 21.7 a 20.8 por ciento; y la reducción se dio sobre todo en el sector financiero, donde pasó de 10.1 a 8.7 por ciento.
Si bien la deuda mundial aumentó a un monto sin precedente en 2023, por tercer año consecutivo cayó como proporción del PIB; el año pasado se redujo 2 puntos porcentuales, a 330 por ciento en 2023. Esta reducción se vio sobre todo en países de ingresos altos, exhibió el IIF.
“En marcado contraste, la relación deuda/PIB de los mercados emergentes alcanzó un nuevo máximo del 255 por ciento, observándose los mayores aumentos en India, Argentina, China, Rusia, Malasia y Arabia Saudita”, reportó el IIF.
“A pesar de que el crecimiento aún está por debajo de su potencial y de los crecientes gastos por intereses, la economía global está demostrando ser resistente a la volatilidad de los costos de endeudamiento”; incluso los datos económicos están superando las expectativas en las principales economías, comentó la organización internacional.
Sin embargo, persisten los riesgos, advirtió el IIF. Entre ellos los recortes de tasas de la Reserva Federal, la incertidumbre en torno a la trayectoria de las tasas de interés oficiales de Estados Unidos y del dólar estadounidense, que podrían "aumentar aún más la volatilidad del mercado e inducir condiciones de financiamiento más estrictas para los países con una dependencia relativamente alta del endeudamiento externo".
Otro foco está en los conflictos comerciales y el proteccionismo que puede acarrear con un riesgo para las cadenas de suministro. “Dado que la geopolítica está emergiendo rápidamente como un riesgo estructural del mercado, una fragmentación geoeconómica más profunda y el resurgimiento de bloques geopolíticos generan preocupaciones sobre un mayor endeudamiento gubernamental y disciplina fiscal”, destacó el IIF.
Enfatizó que "los déficits presupuestarios gubernamentales todavía están muy por encima de los niveles previos a la pandemia, y una aceleración de los conflictos regionales podría desencadenar un aumento abrupto del gasto en defensa".