En cualquier torneo internacional, los penales son un horror para la selección mexicana. La historia se repite sin importar las diferentes categorías. Contra Argentina, en el inicio de la Copa Oro W, el representativo femenil cayó en la misma trampa que antiguas generaciones. Falló la única oportunidad clara de gol desde los once pasos, con un remate desviado de Rebeca Bernal, y tuvo que conformarse con un empate sin goles en el estadio Dignity Health Sports de Los Ángeles, California.
A pesar de sus éxitos en Juegos Panamericanos y los Centroamericanos y del Caribe, la tarea de las tricolores no fue sencilla. Errores al momento de defender y entregas de pelota sin un destino claro marcaron los primeros 45 minutos de un partido que se hizo eterno para los aficionados.
Bernal, capitana del Monterrey y con experiencia internacional en diferentes convocatorias, tuvo en sus manos la mejor ocasión de las mexicanas apenas a los nueve minutos. Su remate, sin embargo, fue con tanta potencia buscando el poste más lejano de la portera, que ni siquiera pasó cerca de la línea de meta y salió por un costado del campo.
Más allá de su dominio en diferentes pasajes del encuentro, el Tricolor pagó con creces la falla desde el manchón de penalti, esa instancia que tantas veces se le ha negado en Copas del Mundo y otros torneos de Concacaf.
El punto sólo le sirve para mantener abierta la posibilidad de avanzar a la siguiente ronda, con obligados resultados positivos ante República Dominicana y Estados Unidos, sus próximos rivales.